DE RABIA Y MIEL
Dios ha resucitado
Me pregunto qué harían si, tras esta llamada espiritual, Rosalía en La Ser, ungida por el Espíritu Santo, soltara un alegato a favor de la familia tradicional o en contra del aborto
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Iniciar sesiónPor lo visto ahora está triunfando Dios. Como si fuera un youtuber al que se le han pegado tres vídeos o un tiktoker al que le contactan las marcas para que anuncie los nuevos Doritos que crujen en silencio o unas tiras nasales que te ... ayudan a respirar mejor. Se conoce que Dios está en su prime, que ha vuelto a resucitar de entre los muertos y que ahora anda por aquí dispuesto a relanzar su carrera como una vieja gloria que ha conseguido sortear la cancelación. Que ahora a sus bolos de los fines de semana a las abuelas se le está sumando la juventud, y que ya no solo cuelga el sold out en el pase de las 12.
Advierten de esto muy alarmados sesudos analistas que exprimen sus neuronas y retuercen su talento analizando el flamante pendulazo cultural. No se tragan ellos, los gafapastas progresistas, que sea casualidad que hayan coincidido en el tiempo la película 'Los Domingos' y el disco 'Lux' de Rosalía. Esto último les ha pillado un poco en fuera de juego, pues, en la predisposición por calificar como histórico y revolucionario lo que trajera la catalana bajo el brazo, de repente se han encontrado no sólo con que sale vestida de monja en la portada del disco, sino también con un discurso de conversión y un testimonio de fe. Su tótem hablando de lo sagrado, su diosa alabando a Dios.
Por ahí ha ido el driblin; además de sacarle séptimos y octavos sentidos a unas letras bastante ramplonas y de ascender a los altares la rola de despecho (para ellos himno feminista) que Sor Motomami les ha dejado para paliar el desencanto, el discurso que justifica esta nueva versión es que Rosalía es tan grande que puede sacar a Dios de la caverna. Me pregunto qué harían si, tras esta llamada espiritual, Rosalía en La Ser, ungida por el Espíritu Santo, soltara un alegato a favor de la familia tradicional o en contra del aborto. Saben que ahí está el peligro, en que, de la mano de la estética y la moda venga la legitimación de posiciones que se habían orillado.
Por eso, aunque se han visto obligados a aplaudir con las orejas el longplay, siguen tratando de explicarse por qué están cambiando las tornas. Y la respuesta, para mí, no está en el trabajo de la diva, sino en un verso del último de Leiva, que en la canción 'Gigante' escribe: «Todo el mundo cree en Dios cuando se menea el avión». No es que la gente se haya iluminado, es que ha dejado de creer en el mundo en el que vivimos. Un mundo hiperacelerado, salvaje, saturado y dividido, tan plagado de certezas blandas que hemos encallado en un gran boquete de incertidumbre. Y claro, siempre ha sido así: cuando la peña no sabe a dónde ir, acude a Dios. Al que ahora muchos empezarán a sentir como a una especie de Chat GPT vintage. Que responde con silencios que aportan seguridad y abrigo. Rosalía ha olfateado eso y ha decidido monetizarlo. Dios ahora puede ser un hashtag.
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