Tribuna abierta

Arquitectura contra el calor en las aulas

La temporada de verano comienza y, con el aumento de las temperaturas, surge nuevamente la discusión sobre la necesidad de realizar mejoras energéticas en los colegios

Pedro Peña

Las temperaturas extremas de las diferentes zonas geográficas exigen enfoques de aislamiento diferentes, aunque la subida de las temperaturas máximas durante periodos cada vez más largos es una tendencia global que afecta a alumnos y profesores en todo el mundo, desde Sevilla hasta Berlín. Regiones ... que hasta ahora habían vivido ajenas a este problema, como el norte de España o el centro de Europa, se encuentran ahora con escuelas y facultades que no están preparadas ante el aumento de las olas de calor. En este contexto, las manifestaciones dirigidas a las autoridades para abordar este desafío son cada vez más frecuentes ya que uno de los colectivos más afectados por el cambio climático son nuestros hijos. ¿Cómo podemos crear un futuro mejor para ellos?

España cuenta con unos 28.000 centros educativos no universitarios y unas 86 universidades. La mayoría de estos edificios tienen una antigüedad superior a los 25 años y no siempre cumplen con los requerimientos de aislamiento térmico, en particular cuando las temperaturas veraniegas alcanzan máximos extremos durante un tiempo prolongado. Veamos algunas soluciones posibles.

Un sistema de ventilación natural y cruzada asegura un intercambio de aire regular en espacios o edificios donde no existe ventilación natural. Además de ser sostenible, el uso menor del aire acondicionado ayuda a recortar el consumo de energía y, por tanto, los gastos del centro educativo.

Si la estructura existente lo permite, una fachada de doble piel puede crear un espacio de aire entre la capa exterior y la estructura interna del edificio. Actuará como aislante térmico y reducirá la transferencia de calor. Dependiendo de la orientación y de las características específicas del edificio, lamas (orientables o no) pueden ser una solución económica y eficaz. También el uso de materiales y pinturas reflectantes o revestimientos aislantes suele ser efectivo en climas cálidos.

Sabemos que un patio con plantas puede constituir un refrigerador natural. Es el caso de los famosos patios de mi ciudad natal, Córdoba. ¿Porque no aplicar lo mismo en un campus universitario o en un colegio? La vegetación, que ayuda a reducir significativamente la temperatura ambiente gracias a la evapotranspiración, puede combinarse con la creación de espacios sombreados al aire libre, con pérgolas, toldos o con patios cubiertos donde los estudiantes puedan descansar y realizar actividades al aire libre sin exposición directa al sol. Siempre y cuando sea viable, los techos verdes o los jardines verticales proporcionan un aislamiento adicional y pueden formar parte de una estrategia integral para mejorar el control térmico y la eficiencia energética.

Además de mejorar nuestros diseños, podemos aislar los edificios con materiales locales y naturales de alta inercia térmica, para que se reduzca la ganancia de calor en verano y se mantenga la energía dentro del edificio en invierno. Finalmente, otros procedimientos como la refrigeración térmica nocturna o pensar en cambios en los horarios docentes podrían influir significativamente en el comportamiento energético de los edificios educativos.

Si bien hay que dar soluciones para los edificios educativos existentes, adaptándolos a la nueva situación, lo que está claro es que tenemos que cambiar de estilo de vida y adaptarnos a una realidad diferente. La construcción de nuevos campus universitarios y centros educativos tiene que responder a una planificación meticulosa, apoyada en el diseño pasivo y bioclimático. A diario, los centros educativos acogen a miles de estudiantes y por ello estos nuevos edificios deben desempeñar un papel de vanguardia en la arquitectura, proyectando una visión de futuro, convirtiéndose en el faro de la adaptación climática y sirviendo como ejemplo para otras tipologías arquitectónicas. Para conseguirlo, no necesitamos accesorios extravagantes ni máquinas sofisticadas: las respuestas están en elementos básicos y en la integración de metodologías históricas comprobadas.

Es cierto que todas estas medidas requieren una inversión inicial que necesitará un tiempo antes de ser amortizada. Sin embargo, en el largo plazo será muy rentable en términos financieros y en sostenibilidad: la reducción de la temperatura ambiente en las aulas repercutirá en el bienestar de profesores y alumnos en los campus y las escuelas de forma inmediata, además de que favorecerá la concentración, indispensable para un buen rendimiento académico. Sin olvidar que, contrariamente a la climatización mecánica, las medidas pasivas para reducir la temperatura en las aulas no retroalimentan el calentamiento global. Busquemos pues un diseño consciente y coherente, a favor del máximo confort en los espacios educativos españoles que recupere ideas básicas y vernáculas de nuestra cultura mediterránea.

SOBRE EL AUTOR
Pedro peña Jurado

Arquitecto

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios