tribuna abierta
Ligero de equipaje: 150 años de Antonio Machado
El poeta, al igual que sus coetáneos, buscó no solo renovar la literatura española, sino al mismo tiempo hacer una profunda reflexión crítica sobre la realidad del país
Pablo Borrallo
El próximo 26 de julio de 2025 se cumple el 150 aniversario del nacimiento de uno de los poetas más célebres de las letras hispánicas: Antonio Machado. En pleno verano de 1875, las dependencias del Palacio de las Dueñas alumbraron la vida de uno de ... los sevillanos más ilustres de los tiempos contemporáneos, un niño que, entre patios, rumores de aguas y huertos claros donde maduraba un limonero se impregnó de los días azules y el sol de la infancia sevillana, que como amor primero lo acompañaría a lo largo de toda su existencia.
Ciento cincuenta años del nacimiento del poeta cuyos versos brotaban de manantial sereno, uno de los mayores exponentes de la Generación del 98, movimiento literario y cultural surgido a fines del siglo XIX del que formaron parte escritores de la talla de Pío Baroja, Unamuno, Azorín o Valle-Inclán y que juntamente con aquellos que formaron parte de la Generación del 27, nacida al paraguas del Excelentísimo Ateneo de Sevilla, conforman la edad de plata de la Literatura española.
Antonio Machado, al igual que sus coetáneos, buscó no solo renovar la literatura española, sino al mismo tiempo hacer una profunda reflexión crítica sobre la realidad del país, acentuando en sus escritos su inquietud y honda preocupación por la decadencia sociopolítica de España y muy singularmente por el acuciante analfabetismo como fuente de retraso e incultura en todos los ámbitos.
La obra poética machadiana, prolífica, fecunda e influenciada por Rubén Darío, estuvo marcada por el compromiso social, el existencialismo, la condición humana y la exhaustiva descripción de unos paisajes moldeados por el paso del tiempo. La poesía de Machado reflejó su profunda introspección y su capacidad para observar la vida con detenimiento. En sus primeros libros, «Soledades» y «Campos de Castilla» inició un viaje literario explorando temas como la soledad o la naturaleza, todo ello con un estilo caracterizado por la sencillez y la claridad descriptiva, lo que le permitía transmitir emociones y pensamientos de manera auténtica y filosófica, pero a la vez nostálgica y melancólica, como podemos leer en el poema «Al olmo seco», que dedicara a su esposa Leonor Izquierdo.
Un poeta que ahondaba de forma particular en su visión personalísima de la vida y la muerte. Esa muerte que esperaba, preparado y ligero de equipaje, como último viaje del que no habría de retornar. La obra de Machado es una reflexión constante sobre los senderos de la vida, una invitación permanente a seguir adelante, tal y como podemos colegir del mensaje que brota de su afamado poema «Caminante no hay camino», donde hace uso de la metáfora del ser humano en continuo movimiento como invitación a no dejar nunca de caminar, a no detener jamás nuestros pasos, deseos e inquietudes por muy difícil y tortuoso que por momentos nos pueda parecer el camino.
Fallecido en la localidad francesa de Colliure el 22 de febrero de 1939, su ciudad natal lo recuerda actualmente con un monumento conmemorativo junto al Palacio de las Dueñas, una calle en el barrio del Tardón, una glorieta en el Parque de María Luisa -levantada también en honor de su hermano Manuel, y con la constante interpretación de la marcha «Saeta» que, tomada de su poema del mismo nombre, fue llevada a la música de forma magistral por el reconocido cantante y compositor Joan Manuel Serrat. Un poema que dedicó al Cristo de los Gitanos y que con el transcurrir de los años no sólo se ha convertido en un emblema de las formas de expresión musical de la religiosidad popular del pueblo andaluz al llegar la primavera, sino en un auténtico patrimonio inmaterial de las celebraciones propias de la Semana Santa.
Integrador y progresista, libre de ataduras, fue un escritor atemporal, cuya obra poética, traducida a diferentes idiomas y estudiada en diversas universidades internacionales sigue siendo tan relevante como actual, influyendo claramente en varias a generaciones de poetas de diferentes periodos.
Ciento cincuenta años de un escritor ni del ayer ni del mañana. Ciento cincuenta años de todo un humanista, convencido de que por mucho que valiera un hombre, nunca tendría valor más alto que el haber sido un hombre. Ciento cincuenta años del nacimiento del poeta que buscaba la felicidad soñando de noche mientras dormía, el escritor que con su corazón esperaba, hacia la luz y la vida, un nuevo milagro de la primavera: Antonio Machado, un hombre en el buen sentido de la palabra, bueno.
Doctor en Historia
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