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El placer es mío

Diez días para llorarnos

El contraste entre el desinterés que suscitan las personas mayores y la sobreactuación que a menudo se representa es reflejo de uno de los rasgos psicológicos más extendidos de nuestro tiempo: la introspección egoísta trufada de victimismo

Miguel Ángel Robles

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Mientras en Hacienda no paran de darle vueltas a cómo saquear más a los autónomos, la ministra de Trabajo sigue inventando derechos sociales para todas y todos los trabajadores que pueden permitirse el lujo de disfrutarlos: es decir, para los que no son autónomos. La ... última idea genial ha sido la de estirar hasta diez días el permiso por fallecimiento de un familiar. Una ampliación que la señora Díaz justificó en un primer momento diciendo que nadie está en condiciones psicológicas de ir a trabajar a los tres días de la muerte de un ser querido, sea hijo, hermano, marido, abuelo o padre. Sin embargo, esa motivación casa regular con la posibilidad de que el trabajador pueda repetirse esos diez días en cuatro semanas. ¿Es un permiso para recuperarse psicológicamente o para ocuparse del papeleo?, a ver si nos aclaramos. Porque si es para lo primero, ¿es que puede amortizarse el dolor a plazos? Y si es para lo segundo, ¿no bastaría con concederlo a un solo pariente? Conformémonos al menos con que los familiares políticos han sido finalmente excluidos del asueto. Porque la ministra llegó a mencionar incluso a los amigos: iban a salir íntimos de los finados hasta de debajo de las piedras.

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