Puntadas sin hilo
El rugido del tigre
El tipo que cuando yo nací ya tenía un Grammy se sube al escenario para dar un zarpazo a la melancolía y voltear la lógica del tiempo
Hoy no importa. Hoy abres el periódico sin que te entren ganas de salir corriendo y ves el telediario sin que se te cierre el estómago. Por un día importa menos la enésima desfachatez de Pedro Sánchez, y no te irrita que el PSOE vaya ... a vender su alma a Puigdemont con tal de seguir en la Moncloa. Escuchas en la radio declaraciones de unos y otros e intuyes que Cataluña tendrá las llaves de la caja, que va a contar con un trato preferente en la financiación autonómica a pesar de ser la España rica mientras que a Andalucía le volverán a escamotear lo que le corresponde, pero hoy no te va a subir la tensión por la rabia atávica de una discriminación crónica. Encima la voz del fiscal general del Estado, 'don Alvarone' le llaman en la radio, te hace recordar que el Gobierno quiere mandar a paseo a Montesquieu y fumarse la separación de poderes, pero esta vez mascullas algún improperio menor sin alterar el pulso. De camino al trabajo te acuerdas de que todavía tienes que presentar la declaración de la renta, a ver qué pasa con ese borrador que sale a pagar pese al bocado que le pega Hacienda cada mes a tu nómina. Tú a pagar cada año y la SE-40 sin terminar, que ya tendría que estar hecho el túnel bajo el Guadalquivir y no estarías en este atasco en la bajada del Aljarafe, a saber dónde va el dinero. Pero no piensas en el chalet de Galapagar, ni en las cartas de Begoña Gómez, ni el hermanísimo de Elvas. Esta vez no te va a alterar la polarización política, ni Yolanda Díaz ni Alvise Pérez. Hoy no toca.
Duele la espalda como todos los días y el bote de ibuprofeno te hace un guiño con ojos de fulana en la puerta del lupanar, pero esta mañana no tienes derecho a claudicar. Por una vez aceptas la rutina de los tratamientos crónicos sin sentir agobio por la certeza de que tus mejores días quedaron atrás. En el espejo, las bolsas bajo los ojos y las arrugas en el cuello se antojan como medallas ganadas en heróicos combates antes que como el peaje del paso del tiempo. Un motivo de orgullo, no de depresión. La fecha de hoy te ubica como un chaval, y así te sientes cuando sales a la calle.
Hoy eres un chavea al que no le van a amargar la vida, porque hoy ruge el tigre en Sevilla. Y si el viejo felino sigue dando guerra, tú no tienes derecho a sentirte mayor, ni a pensar que estás de vuelta porque tus días grandes pasaron, ni a sentirte decadente porque estés pensando en comprarte un pastillero. La bestia caminando por su tarima es la demostración de que quien resiste gana, y te hace pensar que por muchas cosas horribles que pasen en este país algún día saldrá el sol y seguiremos estando aquí. Hoy no importa el peso de los años ni las declaraciones de los políticos, porque hoy ruge el Tigre de Gales y no hay que escuchar nada más. El tipo que cuando yo nací ya tenía un Grammy se sube al escenario del Icónica Fest para dar un zarpazo a la melancolía y voltear la lógica del tiempo. Ole tú, Tom Jones.
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