Suscríbete a
ABC Premium

puntadas sin hilo

(In)Justicia deportiva

Dicen que Sánchez desea sustituir a Úrsula von der Leyen, pero en realidad le gustaría ser Medina Cantalejo

Manuel Contreras

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En esta bonita España que nos está quedando se puede acusar de prevaricación al juez que investiga a la mujer del presidente del Gobierno, pero un futbolista no puede cuestionar un penalti. La apertura de un expediente al defensa del Betis Diego Llorente por manifestar ... su disconformidad con la pena máxima que decidió el derbi del pasado domingo es el último disparate de una justicia deportiva que se parece a la justicia lo que los cánticos de los hooligans a la música, parafraseando el célebre aforismo militar de Groucho Marx. Vaya por delante que estas líneas no son la pataleta de un bético por perder ante el Sevilla –justo vencedor del derbi– ni la discrepancia ante un penalti probablemente inexistente. Lo escandaloso de la judicatura futbolística no es lo que pitan los colegiados –que también, pero eso es harina de otro costal–, sino la reiterada arbitrariedad en la aplicación de la normativa deportiva en materia disciplinaria. El Comité Técnico de Árbitros ha abierto expediente a Llorente, con una previsible sanción de cuatro partidos, por decir que el colegiado del encuentro faltó el respeto y «mintió a la cara» a los jugadores que pedían explicaciones tras señalar el penalti. Llorente no profirió injuria alguna, pero la autoridad arbitral se arroga la capacidad de anular el artículo 20 de la Constitución, que reconoce el derecho de los ciudadanos españoles a expresar y difundir libremente sus pensamientos, ideas y opiniones. Es llamativo, por otra parte, que hace solo unas semanas el mismo Comité Técnico de Árbitros evitó abrir expediente sancionador al jugador del Real Madrid Jude Bellingham por llamar a un colegiado «pedazo de mierda». La máxima autoridad arbitral entendería que en este caso el talentoso extremo inglés estaba ejerciendo su libertad de expresión, o quizás que se trataba de una apelación cariñosa.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia