puntadas sin hilo

Doctor Perfecto

El embudo universitario deja fuera a excelentes estudiantes mientras a usted le atiende un joven médico extranjero

El rector de la Universidad de Sevilla ha advertido de que, dada la proyección de plazas y demanda por la que se rige el actual sistema de acceso, dentro de tres cursos se exigirá un 14 para poder estudiar Medicina en la capital hispalense. Catorce ... puntos sobre catorce; es decir, la perfección absoluta tanto en bachillerato como en la Selectividad. La Universidad se consagrará entonces como una máquina de desaprovechar vocaciones, justo lo contrario de su sentido original. Un joven (o una 'jovena', como diría Irene Montero) con una media de trece puntos es un magnífico estudiante, y algo falla cuando el sistema que debe sacar provecho de su excelencia le convierte en un fracasado que no puede estudiar lo que desea. Lo más doloroso de este desperdicio de talento es que mientras el filtro universitario impide la entrada a sus aulas de jóvenes sobresalientes el sistema sanitario español contrata médicos extranjeros porque no encuentra profesionales para completar sus plazas. La paradoja tendrá mil justificaciones, pero nadie podrá negar que se trata esencialmente de un atentado al sentido común.

El problema ni es de ahora ni se puede solucionar a corto plazo, lo cual hace aún más enojosa la situación. La falta de planificación y la política de parches ha provocado que el desajuste entre oferta y demanda se haya hecho estructural, lo que ha convertido una enfermedad coyuntural en crónica. Por un lado, las facultades de medicina no tienen capacidad para absorber la demanda -en Sevilla solo se ofrecen 291 plazas-, lo que dispara la nota de corte hasta rozar la perfección; por otra, la mala organización sectorial hace que los profesionales huyan de algunas especialidades como la atención primaria. Si a ello sumamos el desequilibrio salarial entre comunidades, que provoca éxodos desde autonomías con déficit de doctores a otras con mejores sueldos, el resultado es un panorama de fracaso global: profesionales protestando por las condiciones de trabajo, pacientes enojados por las deficiencias en los centros de salud y jóvenes frustrados por no poder estudiar.

Este desastre afecta a dos pilares de la sociedad, la sanidad y la educación, y no es responsabilidad de un solo partido, sino de una tendencia a apostar por soluciones cortoplacistas que se ha mantenido con diferentes gobiernos y que ha terminado colapsando el sistema. La realidad hoy en día es que el país necesita médicos y la juventud no puede estudiar medicina, salvo unos pocos elegidos que acrediten la brillantez absoluta. El embudo universitario obliga a las facultades a apostar por el doctor Perfecto, el bachiller inmaculado, dejando fuera a magníficos estudiantes, grandes médicos potenciales que nunca podrán ejercer su vocación. Y todo para que a usted le atienda un joven galeno que acaba de llegar a España y tuvo que buscar en el mapa la ciudad donde ejerce. Las contradicciones de un sistema fallido.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios