Suscríbete a
ABC Premium

puntadas sin hilo

El derbi que perdimos todos

En la sana rivalidad futbolística ganaba el más ocurrente, ahora triunfa quien profiere el mayor insulto

Manuel Contreras

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El ser humano ha inventado dos actividades capaces de desatar a la fiera que todos llevamos dentro: conducir y el fútbol. La persona más sensata puede perder los papeles al volante o convertirse en un energúmeno viendo jugar a su equipo. Algo tienen el volante ... y el balón que anula el raciocinio y estimula los instintos más animales; por eso es importante que los responsables del tráfico y del balompié sean los primeros en fomentar unos códigos de conducta civilizados. Igual que la DGT hace campañas para evitar comportamientos de riesgo al volante, los clubes de fútbol están obligados a atemperar los ánimos y atajar provocaciones. Es decir, lo contrario de lo que ocurrió en el derbi del pasado domingo, cuando el director deportivo del Sevilla se comportó como un hooligan y en el estadio del Betis se exhibió un gigantesco mural ofensivo.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia