Colón era Colom

A estas alturas, este descubrimiento debe estar siendo ya debidamente valorado por el nacionalismo catalán para su correcta interpretación. El efecto más inmediato es que Cristóbal Colón deja automáticamente de ser fascista.

–¿Colón era fascista? ¿En el siglo XV?

–Sí, qué pasa. No sea usted facha. El fascismo es una hidra cuyas cabezas aparecen en diferentes momentos de la Historia.

El primer efecto, decía, es que Cristóbal Colón ya no es ni fascista, ni símbolo de la Hispanidad. Imagino que se ha organizado otro equipo de investigación en TVE, probablemente dirigido por Silvia Intxaurrondo, para hallar evidencias de que en realidad el navegante era independentista, una especie de Francesc Macià medieval, precursor del espíritu de la Crida y la Guerra dels segadors, el cual tuvo que organizar su viaje bajo el yugo de los Reyes Católicos y al servicio de las coronas de Castilla y Aragón ocultando su catalanidad por temor a represalias imperialistas. No descarten ver en los próximos días a Gabriel Rufián exigiendo al Rey que pida perdón por usurpar a Catalunya la gloria colombina.

El nacionalismo tiene que afrontar ahora la obligación moral de abrir embajadas en todos los países latinos, al estilo de esas que tiene por Europa, para explicar a los hermanos americanos que han sido engañados durante siglos y animarles a aprender catalán para conectar con sus raíces. Seguro que el Ministerio de Cultura de Urtasun se muestra comprensivo y financia esta red con el dinero que escamotea a la Fiesta Nacional. No se debería demorar, por otro lado, la creación de organizaciones políticas –Junts per Argentina, Esquerra Republicana do Brasil– que puedan ser llave de mayorías parlamentarias que derroten a Milei y Bolsonaro con sendas mociones de censura.

Todos son ventajas con el descubrimiento de RTVE. Si no termina de salir la Ley de Amnistía, Puigdemont siempre puede desembarcar en Buenos Aires tras el exilio, como Perón en 1972. Al clan Pujol, que anda de capa caída con los juicios y se ha dejado comer la tostada por el de Koldo, se le abren unas posibilidades muy ilusionantes. Y Pedro 'el Uno' Sánchez puede olvidarse del comodín de Franco, tan sobado ya, y empezar a desviar la atención con el de Colón, digo Colom.