Sánchez entrevista a Sánchez

«Lo hemos llamado sesión de trabajo», dice el señor presidente. Y después da paso, por ejemplo, a gente como Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. Es usted un genio, ¿verdad, Planas? Cuéntenos, cuéntenos. Cómo ha logrado tales resultados. Cómo es que todo está tan bien y usted es tan excelente. Muéstrenos sus bondades. Y Planas, claro, empieza a sacar tablas y pecho. El público aplaude. Todo es festivo, pero sin repreguntas. Quién va a repreguntar si la entrevista es a sí mismos, casi como con Motos.

Esta forma de causar impacto en la opinión pública recuerda a aquello que hizo este mismo gobierno durante la pandemia para evitar la circulación de bulos: trasladar a la ciudadanía la idea de que todo lo que no saliera de ellos mismos no era de fiar. O sea, que reducían las fuentes de información a una, la suya, como en la España de los años 40. Lo peor: que los fragmentos de las entrevistas que están filmando estos días son después emitidos en informativos. Y ahí termina la comedia, porque están colando spots por entrevistas aparentemente serias. Todo es un decorado. Aún no he visto en el público rostros repetidos con 'La Ruleta de la Suerte', pero si la audiencia in situ también es de mentira, podría pasar. Egoficción en una campaña que está haciendo Sánchez así como delante del espejo. «Esa es muy buena pregunta…», parece decir con la mirada mientras sigue hablando consigo mismo.