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TAL VEZ FELICES

Sevilla de lejos

El azahar no cae del árbol, sino del alma: váyanse unos años a Laponia para oler el más intenso

Luis Ybarra Ramírez

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No es el azahar, sino el golpe de la infancia abriéndose paso por las fosas nasales, por eso hasta el olor que desprenden las heces de caballo del parque de María Luisa esculpe en mí estrechos recuerdos de añoranza. Bello hedor este, a mierda equina. ... La Sevilla de los que pasamos algunos meses fuera es, humildemente, la más poderosa de todas, porque encierra una realidad honda que se ha visto idealizada a causa de la distancia. Es la de Luis Cernuda en 'Ocnos', que en su caso fueron años de exilio, y Rafael Montesinos desde Madrid, que escribía con los dedos enredados en los parterres de un viejo parque: «Paraíso perdido, edén adolescente, manojo de palmeras».

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