SOL Y SOMBRA
Los pasteles del alcalde
El consejo de Sanz a los vecinos y trabajadores de Sevilla Este está inspirado por la frivolidad de la reina María Antonieta
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónUN dilecto colega, maestro del pragmatismo y catedrático en pensamiento cenizo, lleva decenios aleccionándonos sobre los inconvenientes dimanados de la organización de cualquier evento en la ciudad: «No hay que albergar nada –avisa a los entusiastas–, ni siquiera esperanzas», y concede al apotegma validez universal, ... lo mismo para una final balompédica que para los gorgoritos de un crooner en declive. Ni contarles si se trata de esa IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo que, de aquí a una semana, convertirá Sevilla Este en una ratonera para los residentes y una Shangri-La inalcanzable para quienes allí laburan. La vida cotidiana, otra vez, sacrificada en el altar de lo extraordinario. Luego, vendrá el algodón mágico del «impacto económico» para tratar de borrar el manchurrón de las molestias causadas.
Como un moderno Versalles custodiado por los mosqueteros, Fibes será una fortaleza protegida por el millar de fosos cavados para abrirle paso al trolebús concebido como antediluviano sucedáneo del metro que jamás veremos y, para dar un remedio paliativo al caos, nuestro alcalde se ha disfrazado de María Antonieta, la reina frívola que quiso calmar a los menesterosos embravecidos por el precio inasumible del pan: «Pues que coman pasteles». José Luis Sanz admite que «el tráfico se va a complicar mucho en la zona» alrededor del Palacio de Congresos durante la francachela auspiciada por la ONU, y se le agradece la franqueza, pero el consejo a sus administrados para salvar los inconvenientes («que pidan días de asuntos propios o que teletrabajen») es un manual chusquero de la política contemporánea: la ejercida por pisaverdes que levitan desde la más tierna infancia un metro sobre las cabezas del populacho, digo de los contribuyentes.
El mito eterno de las dos Españas pervive, aunque actualizado. Una zanja oceánica se ha abierto entre quienes tratan de no hundirse a diario en las arenas movedizas de la economía real y quienes los saquean minuciosamente para que no falte ni gloria a los perceptores de sueldos públicos.
Quien antes de cumplir los 30 ya pastaba en los feraces prados del erario, es posible que ignore que eso que en los antros de la casta funcionarial (y chiringuitos asociados) llama «días de asuntos propios», los legendarios 'moscosos', son gabela inalcanzable para quienes les pagan el sueldo, casi tanto como los pasteles para los súbditos de María Antonieta: más de ochenta euros le descuentan a mi señora de la nómina por cada jornada que falta sin justificación médica a su puesto de la calle Almendralejo, y ella todavía tiene la opción de cambiar horas por dinero. Si el autónomo con el que convive no acude en toda la semana al despacho de la vecina avenida de la Innovación, factura cero. ¿Ha previsto el Ayuntamiento alguna bonificación del IBI o demás tasas municipales para los negocios afectados por la celebración de la cumbre internacional? Porque el teletrabajo de los dependientes de una gasolinera no terminamos de verlo eficaz...
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete