SOL Y SOMBRA
Jodida ma non troppo
La expresidenta de la Junta habita en el Senado, como Juan Espadas, una jaula de oro para lacayos amortizados
Los epítetos de 'petardo', 'hipócrita' e 'impresentable' que Pedro Sánchez dedicó a algunos de sus barones/varones díscolos subieron de tono con Susana Díaz, a la que se regodeó de ver 'jodida' cuando su fiel Ábalos, un Bertrand du Guesclin de garrafón, agarró para que ... él la ultimase mediante (Juan) Espadas interpuesto. ¡Caramba con el paladín de la causa feminista! Asienta su bienestar familiar en las saunas gais de su suegro, se apoya para su ascenso a la cúspide en el putañero mayor del reino –custodiados sus documentos más sensibles por un matón de burdel– y, de remate, lo descubrimos en pleno desparrame sexista contra la única mujer que le plantó cara en la estructura orgánica del partido. El tipo es mentira desde la punta del pelo hasta las uñas de los pies. Se entienden mejor ahora los esfuerzos por exculpar a los libradores de fondos a la FAFFE, chiringuito al que la sabiduría popular ha resignificado las siglas: Federación Andaluza de Farlopa, Fornicio y Enchufes.
En todo este festival del acuchillamiento partidario, sin embargo, el rol más desolador corresponde a las sucesivas víctimas de Sánchez y dos últimos antecesores de María Jesús Montero al frente del PSOE andaluz: los mencionados Susana Díaz y Juan Espadas. Aunque el caudillo, nuevo Pedro el Cruel de la historia de España, nunca les ahorró una muestra de olímpico desprecio y utilizó (aún utiliza) la federación más importante del partido como una oficina de intereses particulares, ambos mendigaron el nicho en ese cementerio de elefantes, vulgo Senado, que hoy les procura un salario mensual. Es la gran tragedia de la política: sin ella, la única alternativa para la mayoría de sus practicantes profesionales es el hambre física.
¿Cuánto valdrían una Díaz o un Espadas en la empresa privada? Quede la pregunta en retórica, por misericordia. ¿Cuál es la capacitación laboral de sus cónyuges? Mister Tieso y Lady Guorperfe apenas han rebañado alguna migaja en administraciones amigas… Lo dicho, están obligados a colocarse donde el jefe les diga y si les orinan encima, a decir que cae una refrescante llovizna. Nos recreamos, en fin, en relatarles las sañudas riñas de pasillo cuando lo cierto es que los partidos rara vez abandonan a los heridos en el campo de batalla. Les suelen encontrar un acomodo, siempre que se sufrague con dinero público, para endulzarles el cáliz amarguísimo de la irrelevancia. En tertulias y tribunas, la expresidenta de la Junta sienta plaza de disidente sin sacar los pies del tiesto, no vaya a ser que la desalojen del escaño, mientras que el exalcalde de Sevilla sostiene el pendón de su verdugo desde la portavocía de la Cámara Alta, en minoría absolutísima y ante la indiferencia general. María Jesús Montero los acompañará, cuando apure el mal trago de las elecciones autonómicas y renuncie a la jefatura de la oposición, en la triste jaula de oro donde se pudren los lacayos amortizados.
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