Sol y sombra
¡A bailar con Soto Ivars!
Una consejera lamentó la cesión de una biblioteca pública; la sorpresa que se va a llevar el día que rompa a leer
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn la presentación de una gala reciente, Manu Sánchez disparaba chistes tremebundos hacia los más variopintos colectivos. El cómico nazareno adolece de cierta irregularidad: más o menos la mitad de las veces, es apenas maravilloso, pero resulta genial en el cincuenta por ciento restante. En ... un momento dado, hizo como si recapacitase sobre lo ofensivo de algunos de sus gags: «A ver si me van denunciar… Bueno, qué más da, igual no llego vivo al juicio», remató con una tonelada de humor negro alusiva al cáncer con el que lidia. Reírse de uno mismo y de sus circunstancias es la manifestación más sublime de la inteligencia. El Sánchez bueno ponderaba aquella noche la crueldad de la guasa sevillana al asegurar que «el colmo del cachondeo es que le hayan puesto a una biblioteca el nombre de la Infanta Elena» y el público, respetuoso con la Monarquía en un alto porcentaje pero hispalense hasta las trancas, estalló en una carcajada confirmatoria.
Juan Soto Ivars presentó en Sevilla, justamente en la Biblioteca Infanta Elena, un libro valiente, minucioso y necesario que no necesita la promoción de esta modesta columna. «Con un abrazo y dinamita», me ha dedicado un ejemplar con mucha amabilidad y el recuerdo (desvaído, porque a esas horas…) de nuestro único encuentro, una presentación de su ensayo 'La casa del ahorcado' que terminó a las tantonas en el Garlochí. El jueves frente al Parque de María Luisa, el sentido del humor brilló por su ausencia porque un grupito –exiguo pero ruidoso– de debeladores (y debeladoras) del escritor murciano se personó con el propósito, fascistoide e inquisitorial, de reventar el acto.
La historia no debería tener mayor recorrido al ser un ejemplo más, el enésimo, de cómo la zurdera intransigente (valga la redundancia) trata de cancelar a cualquier intelectual que se salga de su marco ideológico. Ya llueve menos, en ese sentido, como demuestra el descomunal éxito del libro de Soto Ivars y el comprobar cómo, lejos de necesitar escolta, se paseaba el autor el viernes por la calle San Fernando como una estrella del rock, con fans (muchos y, ojito, muchas) que lo detenían a cada paso en busca del selfi o del apretón de manos.
Las llamadas al boicot de la ultraizquierda, la adhesión del PSOE-A con sordina porque está ahora como para hablar de machismo y el descriptible éxito de la convocatoria, alrededor de medio centenar de exaltados (y exaltadas), liquidarían el asunto si no fuese por la estólida nota al pie que agregó Loles López, consejera andaluza de Mujerismo y Otras Yerbas y portavoz para la ocasión de esa rama acomplejada del PP que nutre de votantes al populismo cañí de Vox para lograr la aprobación de una progresía que jamás dejará de odiarla. Que el libro «debería haberse presentado en un espacio privado porque la violencia machista existe», dice la doña. Satanás la confunda. ¿Dónde se afirma lo contrario? El día en que éstos (y éstas) rompan a leer se van a llevar una sorpresa…
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete