Suscríbete a
ABC Premium

Sol y sombra

¡A bailar con Soto Ivars!

Una consejera lamentó la cesión de una biblioteca pública; la sorpresa que se va a llevar el día que rompa a leer

Lucas Haurie

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En la presentación de una gala reciente, Manu Sánchez disparaba chistes tremebundos hacia los más variopintos colectivos. El cómico nazareno adolece de cierta irregularidad: más o menos la mitad de las veces, es apenas maravilloso, pero resulta genial en el cincuenta por ciento restante. En ... un momento dado, hizo como si recapacitase sobre lo ofensivo de algunos de sus gags: «A ver si me van denunciar… Bueno, qué más da, igual no llego vivo al juicio», remató con una tonelada de humor negro alusiva al cáncer con el que lidia. Reírse de uno mismo y de sus circunstancias es la manifestación más sublime de la inteligencia. El Sánchez bueno ponderaba aquella noche la crueldad de la guasa sevillana al asegurar que «el colmo del cachondeo es que le hayan puesto a una biblioteca el nombre de la Infanta Elena» y el público, respetuoso con la Monarquía en un alto porcentaje pero hispalense hasta las trancas, estalló en una carcajada confirmatoria.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia