Tribuna abierta
Cáncer de mamá: cambios de mentalidad del médico y de la sociedad
La mejor manera de luchar contra el cáncer de mama es encontrarlo lo antes posible
Juan Sabaté Díaz
Durante mucho tiempo el cáncer de mama ha sido una enfermedad vergonzante, que había que olvidar y prácticamente nunca mencionar. Hemos visto mujeres que han fallecido sin ni siquiera dejarse explorar, acudiendo al médico solo en fases terminales. La falta de medios y de cultura ... retrasaron el diagnóstico de este proceso patológico.
El miedo y el respeto al cáncer de mama ha condicionado que el motivo de consulta haya sido diferente. Si hasta hace unas décadas las mujeres venían a consulta por la existencia de un bulto palpable o por la existencia de dolor, en el momento actual la mayoría de las mujeres acuden a revisiones periódicas o como usuarias de programas de screening, estando completamente asintomáticas.
La relevancia del cáncer de mama viene dada por ser un proceso patológico de elevada incidencia, etiopatogénica desconocida y una importante morbilidad-mortalidad. Es un problema muy complejo en el que se entremezclan factores genéticos, dietéticos y sociales.
En las últimas décadas hemos asistido a dos importantes avances en la actitud ante el cáncer de mama, por una parte se ha puesto especial énfasis en el diagnóstico temprano de la enfermedad, y por otra, es cada vez más frecuente el empleo de medidas conservadoras en el abordaje local de la enfermedad. A los que se han añadido la existencia de tratamientos médicos y radioterápicos mucho más eficientes.
En el momento actual no disponemos de métodos de prevención primaria, por lo que los esfuerzos de la comunidad médica se centran en la realización de un diagnóstico lo más temprano posible, estando la supervivencia claramente ligada al estadio en que se encuentra la enfermedad cuando es diagnosticada.
El cáncer temprano es un término ambiguo, que tal vez indique un diagnóstico precoz clínicamente, pero probablemente tardío en el sentido biológico. No conocemos suficientemente la capacidad y los mecanismos de actuación de cómo pueden metastatizar los tumores de pocos milímetros. ¿Las neoplasias que diagnosticamos precozmente, han metastatizado o han permanecido quiescentes? ¿Existe un tamaño tumoral por debajo del cual las células que se diseminan no forman metástasis?
De todas maneras, es incuestionable el mejor pronóstico de aquellas mujeres en que el cáncer ha sido diagnosticado con menos de 1 cm. Por lo que podemos afirmar que en la actualidad, la mejor manera de luchar contra el cáncer de mama es encontrándolo lo antes posible, siendo el diagnóstico lo más temprano posible la gran esperanza para convertir una enfermedad mortal en un proceso curable.
En estos momentos somos los radiólogos los profesionales capacitados para detectar neoformaciones antes de que presenten cualquier manifestación clínica. Gracias a la tecnología disponible podemos diagnosticar tumores de menor tamaño, más fáciles de tratar y con un mejor pronóstico, pudiendo llegar a alcanzar cifras entre el 20% y el 30% de cánceres «in situ», que todavía no han rebasado la membrana basal.
El diagnóstico por imagen del cáncer de mama se ha basado en la capacidad de la mamografía en su detección. Hemos trabajado para mejorar esta técnica, incorporando nuevos mamógrafos digitales, dotados de tomosíntesis, lo que ha mejorado nuestras cifras de sensibilidad y especificidad. Hemos puesto también a disposición de las mujeres técnicas de imagen complementarias, como la ecografía y la resonancia magnética.
El poder diagnosticar estos tumores en fases relativamente iniciales de su evolución, nos ha permitido ser menos agresivos en el tratamiento local de la enfermedad, disminuyendo drásticamente el número de mastectomías.
Además nuestros esfuerzos, no solo se han encaminado en mejorar las cifras de supervivencia, sino que también estamos contribuyendo a aliviar la morbilidad de los tratamientos, gracias a la implementación de la técnica del ganglio centinela podemos evitar vaciamientos ganglionares axilares sistemáticos, que provocaban linfedemas generalizados del brazo homolateral.
No somos ajenos a los nuevos desarrollos tecnológicos, siendo un hecho la aplicación de la Inteligencia Artificial al diagnóstico mamográfico, lo que nos está permitiendo aumentar las cifras de detección y hacer mas precisas las indicaciones de biopsia, ayudándonos a ser más eficaces en esta encomiable labor.
Es necesario también transmitirles a las mujeres la conveniencia de que adelanten la edad en sus embarazos y de que hagan un uso adecuado de la lactancia materna como método complementario de prevención primaria de cáncer de mama. Así como de la imperiosa necesidad de acudir a consulta ante cualquier sintomatología clínica.
En base a lo anteriormente expuesto, han proliferado, en los países que se lo pueden permitir, campañas de screening del cáncer de mama, cuyo pilar básico es la realización de mamografías. En estas campañas estamos «prometiendo salud a la población», por lo que las mismas deben ser perfectamente diseñadas y realizadas con medios y personal cualificado para que puedan cumplir su objetivo, que no es otro que «el poder convertir una enfermedad mortal en un proceso curable».
Miembro de la Real Academia de Medicina de Sevilla
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