Lo que el ojo no ve

Traigo a colación 'Lo que el ojo no ve' ante los problemas de visión del Gobierno del todopoderoso Sánchez y sus adláteres, patología más agravada en esta tierra. Lo que para el PSOE andaluz hace más de una década, cuando su poder tampoco conocía límites, era una prioridad el proyecto de contar con tres carriles entre la capital y las playas de Huelva, con el abarrotado Aljarafe como pasillo, hoy ya no lo es tanto. Hay otros frentes más importantes. Parece que los socialistas, con el querido ministro Puente a la cabeza, han sufrido miopía y ya ven borrosos los lejanos proyectos que antes veían nítidos.

Dicen para argumentar su decisión de no tener tan claro, ahora, el proyecto, que esa carretera no acumula más atascos, sino los de siempre. Teniendo en cuenta que el exregidor de Valladolid que ahora dirige Obras Públicas ve el tren español en el mejor momento de su historia, no es de extrañar que vea el mismo tráfico de camino a Punta Umbría que hace diez años. Más es menos. Menos es más. Barrio Sésamo.

Le recomendaría al Gobierno sanchista y a su amiga Yoli mi óptica preferida para mejorar su deficiente visión. Tienen un poco de estrabismo, lo que ven bien con el ojo de la izquierda para su amada Cataluña, lo ven nada más que regular con el derecho para la gran Andalucía.

Puente y su equipo presentan hipermetropía. Es decir, lo nebuloso está en lo cercano. Ellos dicen ver que el puente de la SE-40, la ampliación de la autopista de Cádiz o la conexión ferroviaria al aeropuerto como una realidad próxima cuando los sevillanos saben que han de usar catalejos entre licitaciones, estudios de viabilidad, análisis de impacto ambiental y los eslabones de la cadena administrativa.

Pero es que además el astigmatismo del Ejecutivo de Sánchez para distorsionar la realidad se ha contagiado a sus socios de Sumar. Si Pedro Sánchez no ve a su mujer imputada y piensa que hay una coalición planetaria para joderle su plan de perpetuarse, Yolanda Díaz tampoco veía tan grave las insinuaciones sobre Errejón y su excesiva masculinidad. Si es un niño… o mejor dicho, nos toman por niños que aún se chupan el dedo. Por si acaso, voy pidiendo cita al oculista.