Sevilla Al Día
El día del abuelo
Hay quien busca derrocar el legado de un lema que no entienden y que siempre empieza por un 'viva'. No es conformismo, es esperanza sin fisuras
BRESLAVIA retumbaba en la amígdala cerebral que gestiona las emociones, el miedo, la ansiedad. La Venecia polaca se antojaba lejana en la expedición que partió del barrio del alegría en los estertores del último verano. Ni el niño más inocente soñaba con jugar con el ... parchís de colores de las casas de la ciudad que cruza el río Óder. Pero los ojos que más saben del 'manquepierda', el amor más puro a la par que humilde que conoce la faz de la tierra, no se distraían en el horizonte, conocían el destino guardado en el arca del balompié. Tenían el secreto bajo llaves. Y es que a su edad ya sólo quieren disfrutar cada domingo caminando al Villamarín. Un gol es una batalla ganada al corazón antes de partir rumbo al cuarto anillo para el que aún no han comprado billete. Han sabido levantarse en cada varapalo, que los ha habido y muchos, y educar en el mismo mandamiento a sus herederos. Por esto y por muchas más razones, hoy, 28 de mayo, es el día del abuelo.
El partido lo vivirá a muchos kilómetros. Ya las rutinas comienzan a darle miedo, imaginad una travesía larga y costosa. No le pesa, su triunfo es más valioso que una copa. Su victoria final ya ha germinado en sus nietos y se ha reproducido en su hijo. Su herencia milita en el ejército en el que desde la cuna trató de instruirlos. Sólo obedecen a dos colores y a trece armas.
Tiene memoria para recordar etapas duras: derrotas ignominiosas, tablas de 25 puntos, descensos por un gol,... Y, ¿qué? Era, es y será de Heliópolis. De la marcha verde a la banda del campeón. Gritó la del 77, vibramos en la del 2005, y lloramos la del 2022. Entre una y otra, salimos a pedradas del viejo Ramón de Carranza, empató con el Marbella de Gil y vivió el nacimiento de la etapa esplendorosa de Serra Ferrer en el Salto del Caballo. De aquella batalla pocos quedan. No le hablen de sufrimiento porque ante la pregunta de si volviera a nacer escogería la opción B, siempre la B.
Iba de su mano al viejo Gol Sur, estrené el nuevo Gol Norte. Muchas veces salté, en muchas me abrazó, algunas lloré y otras tantas no comprendí su templanza ante la derrota, pero era su forma de inocular el sentimiento en verde y blanco. Y lo consiguió. Hay quien busca derrocar el legado de un lema que no entienden y que siempre empieza por un 'viva'. No es derrotismo, es perdón sin arrepentimiento; no es conformismo, es esperanza sin fisuras. Es honor en la entrega. Es vida en la agonía.
Será la primera vez y llevaré su nombre grabado a la altura del corazón. El legado está marcado en la ciudad del sol y se transmite de padres a hijos, de abuelos a nietos. Esta noche y mil que pusieran por delante, como dijo Silvio: «No busquen más que no hay». Gracias, en nombre de tus nietos y tu hijo.
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