episodios locales
La tragedia del Bazar España
El suceso con cinco muertos impactó en la ciudadanía, que guardaba todavía fresco en la retina el alevoso asesinato del matrimomio Jiménez-Becerril y el duelo posterior once meses antes
SEVILLA
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Iniciar sesiónLa crónica de dos días después remitía al futuro, en el que ya estamos: han pasado 25 años de la tragedia del Bazar de España el último día del año 1998, que había arrancado en Sevilla con la noticia del doble asesinato del matrimonio Jiménez- ... Becerril a manos de pistoleros de la ETA. Pero no estamos seguros de que se haya cumplido el vaticinio impreso el 2 de enero de 1999.
«Habrá de pasar mucho tiempo para que la memoria colectiva de Sevilla olvide la tarde del 31 de diciembre de 1998, cuando apenas pasadas las tres y media de la tarde -cuatro menos veinte, exactamente- una sucesión de fortísimas rachas de viento comenzaban a demoler los muros del Bazar España, de unos seis metros de altura. Primero en su línea con San Juan Bosco y luego en la vertiente de la avenida de Miraflores, donde una niña, dos mujeres y un hombre aguardaban el último autobús de sus vidas». Las víctimas se llamaban Encarnación, Irene, María, Ana y Tomás, cuyas familias quedaron unidas en la desgracia de aquella nefasta tarde de lluvia y viento.
¿Ha olvidado la memoria colectiva aquel gañafón mortal en la esquina de la Ronda con la avenida de Miraflores? La manzana de pisos y locales comerciales en los bajos se yergue como una mole en el solar que aquel 31 de diciembre de 1998 se tiñó con la sangre de las víctimas: cuatro perecieron de inmediato en tanto que la joven Ana, de 17 años, falleció en el hospital a causa de las heridas que le había ocasionado el alud de cascotes.
El suceso impactó en la ciudadanía, que guardaba todavía fresco en la retina el alevoso asesinato del matrimonio Jiménez-Becerril y la impresionante manifestación de duelo que había sucedido once meses antes. La alcaldesa, Soledad Becerril, que en mayo se enfrentaba a las urnas para revalidar el cargo, lloraba desconsolada en la barra de un bar enfrente de donde los equipos de emergencia, ayudados con dos retroexcavadoras, retiraban ladrillos y rescataban a las víctimas. Pero mayor fue el impacto en la política municipal, donde el asunto se convirtió en el eje de disputa entre los partidos políticos.
Los familiares tuvieron que aguardar cuatro años hasta que un acuerdo extrajudicial antes de la vista oral estableció una indemnización de 270.000 euros por cada víctima a abonar de forma solidaria entre las aseguradoras de la inmobiliaria Osuna propietaria de los terrenos, la Gerencia de Urbanismo y los tres técnicos de la dirección de obra en el banquillo de los acusados. La absolución llegó después de que los procesados reconocieran «solemnemente» la «consternación» que les produjo el accidente y mostraran su «apoyo moral» a los familiares de las víctimas por los «perjuicios morales y materiales».
Ese fue el punto final administrativo de una tragedia que enlutó Sevilla el último día del aciago año de 1998. Veinticinco años después, las familias recuerdan a sus seres queridos que les arrebató la combinación infernal de viento (rachas rondando los 115 kilómetros por hora) y descuido en unos muros sin arriostramiento.
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