cardo máximo
El nombre del Militar
Hace diez años o así, la Junta tanteó el terreno para apear a las advocaciones marianas del nomenclátor hospitalario
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Iniciar sesiónHasta las tres de la tarde de hoy pueden votar los profesionales del SAS cómo quieren que figure en el membrete institucional el hospital al que todos vamos a seguir llamando 'Militar' por una generación o más. Tienen donde elegir: Vigil de Quiñones, que era ... la denominación oficial cuando propiamente era centro del Ministerio de Defensa; Muñoz Cariñanos, en homenaje póstumo al coronel médico especialista en Otorrinolaringología asesinado con vileza infinita por dos pistoleros de la ETA en octubre de 2000; Rosalía Robles Cerdán, fundadora en el primer tercio del siglo XX del colegio corporativo de matronas en Sevilla; y Miguel Mañara, venerable de la Iglesia cuya labor como hermano mayor de la Santa Caridad alumbró la iglesia de San Jorge.
Esto de cambiarle el nombre a los hospitales es un clásico. La generación de mis padres todavía nombra como García Morato –el as de la aviación franquista, líder de la Patrulla Azul– lo que hoy conocemos con la mayor naturalidad como hospital Virgen del Rocío, acuñado a primeros de los años 80 cuando había que borrar vestigios de la Guerra en lo que el pueblo llano conocía como «la residencia». Al hilo de esto, todavía recuerdo un programa de entrevistas en directo por parte de ciudadanos anónimos a los líderes políticos en el que el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, no supo interpretar lo que le planteaba su interlocutor de Jerez cuando se quejaba de esperas interminables en «la residencia». El político lo tomó por un geriátrico cuando se referían al hospital.
Hace diez años o así, la Junta de Andalucía en manos socialistas tanteó el terreno para apear a las advocaciones marianas del nomenclátor hospitalario. Iban a empezar por el Macarena, que oficialmente se llama Hospital Universitario Virgen de la Macarena. Pero aquello no pasó del rango de escaramuza y los políticos autonómicos entendieron que tenían poco que ganar en esa batalla contra un nombre que concita la devoción sevillana más universal. No sólo eso, que el auxilio de los cielos es algo que buscan los pacientes con denuedo: al hospital Infanta Elena de Huelva, el habla popular lo ha renombrado como Santa Elena, que da más consuelo espiritual que el de la hermana mayor del Rey.
Me da la impresión de que, en el fondo, nadie quiere cambiarle el nombre al Militar. Lo de Muñoz Cariñanos, con glorieta en su honor delante del campo del Betis, es arriesgado porque cualquier cosa que no sea que la propuesta salga triunfante puede interpretarse como un desdén a su memoria de víctima del terrorismo. Palabras mayores, vamos. Lo de Miguel Mañara lo veo un poco estrafalario, la verdad sea dicha: su nombre ya está asociado al hospital de la Caridad y no se sabe muy bien qué pinta ahora en la salida a Jerez. El de la matrona tiene a favor que es femenino, pero demasiado rebuscado. Para este viaje, probablemente no hacían falta alforjas.
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