CARDO MÁXIMO
Huele a Zotal
En las dos o tres últimas semanas, he visto artefactos y maquinaria que hacía meses que no veía por sitios por los que había olvidado su presencia
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Iniciar sesiónPues va a ser verdad que le están metiendo un buen flete a Sevilla. Porque esa es la palabra que cuadra por mucho que el diccionario no recoja el sentido de escamondar que nosotros le damos y que la ciudad precisaba. Al principio, con las ... primeras fotos en las redes sociales, uno sospechaba de que toda esa actividad era de cara a la galería y que, en realidad, se estaba haciendo nada más que para el reportaje fotográfico del alcalde Sanz como capataz de la cuadrilla de Lipasam y que luego, cuando se daba media vuelta, se aplicaban a la tostada apoltronados en el primer bar de la esquina como suele verse.
Pero no. Va a ser verdad que el nuevo equipo de gobierno ha ordenado un zafarrancho de limpieza como el que se organizaba en las casas el sábado por la mañana volteando cojines, sacudiendo alfombras, moviendo muebles, descolgando cuadros, qué sé yo, no quedaba ni un centímetro cuadrado por el que no pasaran el plumero o la bayeta o los trapos. Ay, aquellos sábados no había donde meterse y te iban echando de una habitación a otra, arrinconado, con los pies en alto una y otra vez cada vez que pasaban la escoba o al aljofifa, no se te fuera a ocurrir pisar lo fregado… Y no digamos cuando le daban cera al suelo, que no era cada semana pero caía en algún zafarrancho del mes o del trimestre y entonces es que directamente no te dejaban en paz y no había otra que irse a dar una vuelta con los amigos.
Pues algo así es lo que está haciendo José Luis Sanz: un zafarrancho de limpieza por toda la ciudad. En las dos o tres últimas semanas, he visto artefactos (están usando una pulidora para arrancar la cera, ¿verdad?) y maquinaria que hacía meses que no veía por sitios por los que había olvidado su presencia. Será que el nuevo gerente, Manuel Torreglosa, está aplicando la doctrina Queipo de Llano para que se vea el parque móvil de Lipasam como los moros dando vueltas el 18 de julio. Ha hecho eso tan sevillano de echarse a la calle con todo. Si rueda y está en condiciones de avanzar, vámonos de frente, como buen capataz.
El barrendero del triciclo repasando, la barredora aplicándose en los bordillos, el camión que repone los contenedores medio rotos… y el baldeo. Anda que no hacía tiempo que no veía baldear así, a conciencia, con la manga a toda presión, ahí desincrustando la mugre. El otro día, sin ir más lejos, al filo de la medianoche, estaban empleándose a fondo con la manguera delante del Archivo de Indias, donde la parada de los coches de punto que ya saben ustedes a qué huele.
Aquello era delicia pura. Pero es que el otro día, cuando salí de casa, olía a Zotal. Y me sentí como aquel coronel Kilgore del Séptimo de Caballería que encarnaba Robert Duvall en 'Apocalypse now', deleitándose en el delta del Mekong olisqueando a chamusquina: «Huele a napalm. Huele a victoria». Pues algo parecido me dije: «Huele a Zotal. Huele a limpio».
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