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CARDO MÁXIMO

Bendita seas, hermana lluvia

Mansa y humilde, que te dejas arrastrar por el suelo formando regatos para llamar a las puertas del averno

Javier Rubio

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Bendita sea la lluvia que aplaca la sed de los campos y hace correr el agua, tan necesaria en esta tierra reseca, agostada, sin vida. Qué hermoso despertar tuvo Sevilla ayer. Primero, el repiqueteo como teclas de piano pulsadas casi con temor, martilleando las gotitas ... en los adoquines, rebotando contra los cristales, sacándole esquirlas silbantes a las rejas; pero luego, una sinfonía completa con las tubas resoplando a lo lejos segundos después de que los relámpagos acompasados iluminaran estas variaciones de las que no se fugaba ningún instrumento: qué 'concerto grosso' más envidiable, qué maravilla de la naturaleza ofreciendo el bálsamo necesario para los surcos llagados por el sol inmisericorde. Bendita sea la lluvia que nos desveló para apagar el sofoco de la tierra, esa llamarada de aliento tórrido que nos había perseguido todo el verano.

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