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Sevilla al día

Vencejos del Nuevo Villamarín

Hay una plaga de cotorras contra el progreso por mero interés propio, que pretende hacer uso de los nidos para parar la obra del Betis

Javier Macías

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Los vencejos son un reloj sonoro, un signo estacional para la literatura costumbrista sevillana, que ha usado siempre el canto de estos pájaros como el anuncio del alba que está por venir o el de la llegada del verano. Paco Robles escribió en sus 'NoDo' ... de julio que son las campanadas que proclaman la canícula, como el olor a jazmín de las azoteas o, en primavera, el azahar de los naranjos. En los versos de Juan Sierra aparecen los vencejos como elemento esencial del paisaje estival sobre los tejados de la ciudad. Montesinos, en sus memorias y poemas de la Sevilla de la posguerra, estos pajarillos gozosos eran la banda sonora perpetua que inundaba sus barrios altos. A Antonio Machado el vuelo de aves veraniegas le traían al crepúsculo de 'Soledades' los recuerdos de su infancia y, a Cernuda, el grito agudo de sus hermanas golondrinas le evocaban también las calles de la Sevilla de su juventud, emblema de luz y libertad. Pero fue Burgos quien sublimó el recurso de los vencejos hasta convertir en tópico todo su uso posterior.

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