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Sevilla al día

Con el Puente en las narices

Vetar la visita del alcalde supone cerrar el paso a la ciudad para saber lo que se está haciendo en el punto negro del tráfico y la corrupción

Javier Macías

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El ministro follonero ha sublimado el nivel de bravuconería política, terminando de hundir en un fangal bochornoso el parlamentarismo español. Su agresividad no sólo la expone en sus discursos provocadores en el hemiciclo y los insultos en las redes sociales, sino que llega a encararse ... y a perder las formas que se le exigen a cualquier representante público. Óscar Puente está sometido, como el resto de políticos -e incluso escritores como Pérez Reverte- a una cacería por parte de reporteros (que no periodistas) que les acosan por la calle. Pero aquí hay dos formas de reaccionar: la de Rufián, que es capaz de utilizar la dialéctica para darle la vuelta a esa presión, o la de este ministro botarate incapaz de controlar su lengua, sus dedos y hasta sus brazos.

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