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Sevilla al día

Demasiado irrepetible

El sevillano tiene hoy ansiedad por la novedad, una obsesión irracional por el momento insólito

Javier Macías

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Vivimos la ciudad de forma hiperbólica. Hemos tomado al pie de la letra aquella frase de Julio Martínez Velasco sobre que «es imposible que sepamos valorar lo que tenemos porque hemos convertido lo excepcional en cotidiano». El crítico de teatro se refería a la convivencia ... habitual del sevillano con la riqueza sensorial que nos envuelve, como es chutar la pelota en fachadas platerescas o jugar al escondite tras un retablo de Martínez Montañés. Sin embargo, hoy nos estamos recreando en nuestra incomparable realidad hasta aspirar a la trascendencia. Calificamos de histórico todos los instantes 'nuevos' que vivimos. O, más bien, producimos. Porque se está desarrollando una tendencia por buscar lo irrepetible dentro de la sofisticación en la que hemos sumido la forma de celebrar. Todo está medido: el castillo de fuegos artificiales, la petalada previa al chillido con los vivas traídos de casa. Justo a la hora en la que el primer rayo de sol se cuela por el poniente de aquel rincón por donde no pasaba la Virgen desde que el fundador se asomaba a aquel balcón. En el preciso instante en que la banda arranca con los cascabeles, tras la salve... y el paso se alza al compás.

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