Sin acritud
Mientras dormimos
Los conspiradores del Gobierno están perdiendo fuelle; ante tanta evidencia de sus tropelías ya no hay argumentario oficial que valga
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Iniciar sesiónSin ponernos excesivamente filosóficos ni pedantes, viene al pelo la frase que el político de la antigua Grecia Demóstenes utilizaba para definir a su gran enemigo, Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno. «Mientras vosotros dormís, él conspira». Algo así se podría decir de ... nuestro actual presidente del Gobierno. Probablemente no lo haga él directamente, pero cada noche pone a conspirar a una legión de asesores que llevan años tratando de dominar eso que ahora llaman 'el relato'. Pase lo que pase, cometan la fechoría que cometan, a primera hora de la mañana todos los altos cargos del partido ya tienen en su teléfono móvil el argumentario oficial para defenderlo. Y lo cierto es que en estos últimos años lo han hecho con bastante éxito, habida cuenta de las enormes tragaderas de su parroquia. Sin embargo, de unos meses a esta parte las cosas se les han torcido y el relato nos ha llegado en forma de audios muy elocuentes, de apagón o de trenes averiados en medio de la nada. Contra todo eso no hay argumentario que valga. Sin embargo, ellos siguen conspirando cada noche para difundir sus desvaríos. En realidad, para manipular. Para intentarlo al menos. Y seguir ganando tiempo.
Esta semana el 'marrón' de tratar de convencernos de que el cupo catalán es la octava maravilla de la política nacional y no un peaje más a pagar al independentismo, ha sido el ministro Ángel Víctor Torres. Ha sido él porque María Jesús Montero, la titular del ramo, se ha quitado de enmedio ante la evidencia del agravio comparativo con la Andalucía que pretende gobernar. Torres ha dicho cosas tan extrañas como que en el nuevo modelo financiero especial para Cataluña «los conceptos de multilateralidad y singularidad conviven». Los conspiradores de la noche a sueldo del Gobierno están perdiendo fuelle. Su laboratorio de ideas no da para más. Vaya usted a saber qué diablos significa eso que le han puesto en un papel. Ni él lo sabe. Ni le importa. Se trata de repetirlo y esperar a que el siguiente escándalo tape este. Incluso ha llegado a afirmar que «tener más autonomía no significa tener menos Estado». «No ni ná», que decimos en mi tierra. Están cumpliendo a rajatabla aquello de que si Cataluña no se puede separar de España, separemos a España de Cataluña. Todo porque obviamente no pueden reconocer que el agravio comparativo con el resto de España, empezando por Andalucía, a cambio de los sempiternos siete votos, es intolerable. 30.000 millones dicen los expertos que nos va a costar al resto de españoles la transferencia de competencias a la Generalitat en materia fiscal. A lo que se ve el independentismo se va a cobrar bien cobrado todo lo que aseguran que España les ha robado históricamente. Sin ponernos excesivamente filosóficos ni pedantes lo que está haciendo Pedro Sánchez con España es más viejo que el carbón y ya lo recogían los sofistas: «El fin no requiere permiso de la moral» o «lo importante no es que algo sea verdadero, sino que parezca convincente». Pues eso.
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