SIN ACRITUD
Desalmado
Óscar Puente hace tiempo que da mucha pereza, pero cuando utiliza desgracias como el incendio de Tarifa y Zahara para sus desvaríos toca la moral a cualquiera
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Iniciar sesiónHACE tiempo que el ministro Óscar Puente da pereza más que otra cosa. El típico pesado que no sabe cómo llamar la atención. Antes los cretinos se venían arriba en las barras de los bares, a grito pelado. Ahora lo hacen en redes sociales, a ... base de insultos y provocaciones. Puente es lo que en Cádiz llamamos un 'jartible', al que nadie hace caso ya. Al principio sí llamaba la atención. Lógico. Un ministro que se dedica a insultar, a provocar, no es habitual. Pero a base de repetirse ya casi nadie le escucha. Que grite, ya se cansará. Él no se aburre, desde luego. Vive su momento de gloria y lo está exprimiendo al máximo, consciente de que cuando el 'sanchismo' pase a mejor vida -que pasará- él se volverá a Valladolid como concejal de la oposición. Quizá alcalde otra vez. Pero irremediablemente se habrá bajado de la ola que a día de hoy surfea. La ola de la popularidad que da ser ministro del Reino de España. Nada menos. Por eso ahí sigue el tío, diciendo memeces como eso de «Disculpen las mejoras» cada vez que un tren se queda parado en medio de la nada. Que son muchas.
Pocas cosas deben cabrear más que verte tirado durante horas en una vía a la altura de cualquier pueblo perdido de Toledo, con 38 grados, sin agua y sin cobertura en el móvil. Para que encima un necio con ínfulas se pitorree de ti. Y pocas cosas deben partir más el alma que ver cómo la tierra en la que has construido tus sueños, los lugares de tu vida, en los que has sido y eres feliz, en los que te has criado y has criado a tus hijos, son arrasados por las llamas. Tarifa y Zahara están siendo duramente castigados por el fuego este verano, al igual que otros muchos lugares de España. Este calor, este levantazo… son los ingredientes perfectos. Vaya usted a saber si a ello hay que añadirle algún pirómano desalmado. Y que esta desgracia la use nada menos que el ministro de Fomento para dar rienda suelta a sus majaderías, a sus desvaríos, a su chulería, pues la verdad es que toca la moral al más pintado.
El año pasado el señor Puente dedicó una buena parte del tiempo de sus subordinados, y del suyo propio -amén del dinero de nuestros impuestos- a recopilar una serie de artículos periodísticos en los que según él se le insultaba. Denigrado decía sentirse. Tuve el honor de comprobar que uno de mis artículos escritos en ABC aparecía en dicha relación. En aquella ocasión dije que nuestro actual ministro es faltón, provocador, maleducado, mediocre, necio y bruto. Me reitero. Ninguna de estas palabras puede considerarse insulto, sobre todo porque no están dichas con intención de ofender. Simplemente de definir. Un necio, por ejemplo, es según la RAE, «aquel que insiste en errores o ideas equivocadas». O alguien «falto de inteligencia o razón». Pues ahí lo tienen. Con ustedes, Óscar Puente. Ya le digo, es un personaje que da pereza más que otra cosa. Y nadie se detiene a insultar a quien le resulta indiferente. Simplemente son términos que explican su personalidad. Al menos en su faceta política, que en su casa ni idea de cómo será. Ni me importa. Términos, por cierto, a los que añado uno más: desalmado.
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