SIN ACRITUD
'Croché' de izquierda
La moralina que acostumbra a repartir la izquierda lo impregna todo y aparece en cualquier momento, en el asunto más insospechado, desde hace décadas
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEs andaluz. Medio sevillano de Marchena, medio almeriense de adopción. El típico deportista del que ya ni nos acordábamos pero que ha sido rescatado del anonimato por uno de esos documentales tan de moda ahora en las plataformas de televisión. Es Faustino Reyes, aquel chaval ... que con la edad de Lamine Yamal ganó la plata olímpica en Barcelona'92. Esa clase de héroe del que nos enamoramos cada cuatro años, en los veranos de olimpiadas, y del que rápidamente nos olvidamos. Salvo que sea futbolista, tenista o participe posteriormente en cualquier 'reality' televisivo, cocinando con otros famosos o cogiendo color y perdiendo peso en una isla remota de Centroamérica. Faustino fue un ídolo en su momento con todo merecimiento. De familia humildísima, se entrenó duro durante su adolescencia para ser campeón. No lo logró de milagro, pero su medalla de plata le encumbró. Tanto, que desde arriba cayó en picado a un abismo llamado drogas, al que llegó vía 'ruta del bakalao', aquella movida noventera que tanta gracia nos hacía y que no era más que un desfase de días enteros de descontrol que sólo se podía aguantar a base de tripis, éxtasis, coca y heroína. Nos reíamos mucho con aquello. Nos parecía una horterada, pero por lo visto muy divertida para quienes la 'disfrutaban'. Uno de ellos era Faustino, prácticamente un niño que no supo gestionar lo guapo que era, lo joven y lozano que lucía, lo alto que llegó y la cantidad de dinero que ingresó de un día para otro. Un héroe caído más. Uno de tantos.
Todo esto lo hemos sabido gracias, como decía, a un documental en el que sin embargo, llama más la atención otro detalle. Durante el mismo se emiten imágenes de un Faustino adolescente que ya apuntaba alto. Y una de ellas es una entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo, en aquel momento –finales de los 80 principios de los 90– también en la cresta de su particular ola. Se recuerda en el reportaje que el libro de estilo El País prohíbe hablar de boxeo. Y la entrevista que le hace Gabilondo a aquel niño no se centra en sus méritos deportivos, sino que le pregunta –insisto, a un niño de apenas 14 ó 15 años que boxeaba por diversión– si era consciente de que podía acabar «sonado» o «con la cara desfigurada» y que si no le hacía sentir mal el «hacer daño a sus rivales». Es decir, la moralina barata que siempre reparte la izquierda. Esa que lo impregna todo y aparece en cualquier momento, en el asunto más insospechado. Siempre con la misma matraca. Lo que está bien y lo que está mal. Dictado por ellos, por supuesto. El boxeo, los toros, la caza... y arrogándose la superioridad moral de todo lo que tenga que ver con el feminismo, el racismo o cualquier tema que se les ocurra. Hasta el ecologismo oiga. Una pereza de gente desde hace décadas. Una gente que, en su vertiente política, lleva gobernando los últimos seis años. Saltándose toda regla moral y ética para seguir ahí. Pero dando lecciones. Un 'croché' de izquierda se merece alguno. Figurado, por supuesto. Nada de violencia. Eso es de derechas, de los fachas.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete