TRIBUNA ABIERTA

Cristianismo, meditación cristiana y 'New Age'

Queda claro la necesidad de cerrar la puerta al ruido mental; ahí, en el centro del ser, podemos percibir al Dios que nos habita, como también lo recuerda San Pablo: «¿No sabéis que sois templo de Dios, que el Espíritu Santo habita en vosotros?»

ABC

Ignacio Gallego Cubiles

El carácter polisémico del término meditación es evidente ante la multiplicidad de acepciones a las que hace referencia, tanto desde la perspectiva de la actividad mental como de las diferentes formas de orar en las religiones. En concreto queremos referirnos aquí a la meditación como ... oración contemplativa; aquella que requiere del aquietamiento de la mente para poder conectar con lo más profundo del ser humano.

Paralelamente a la creciente búsqueda espiritual contemplativa, podemos observar también miedo o rechazo a la meditación por ser considerada en ciertos ambientes ajena a la tradición cristiana. Algunos llegan a tacharla como moda invasora procedente de Oriente o, incluso, como una manifestación de la 'New Age' de los años 70 que podría comportar esoterismo u ocultismo. Nada más lejano a la realidad.

Para saber qué es la meditación cristiana, basta con leer en el capítulo 6 del Evangelio de Mateo lo que dice Jesús de la oración: «Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará».

Quienes hayan estado en Israel saben, porque lo han podido ver en los restos arqueológicos de las viviendas que, en tiempos de Jesús, la inmensa mayoría de personas a quienes se dirigía no contaban con una habitación en la que encerrarse y menos una llave para hacerlo. La misma casa de la suegra de Pedro en Cafarnaúm, a la que Jesús se retiraba a veces a descansar, se conserva aún como un muro bajo, circular de apenas tres o cuatro metros de diámetro, en el que se apoyaba una cubierta efímera.

En sus 'Colaciones', Juan Casiano, monje del siglo V, comenta que oramos en nuestros cuartos cuando retiramos nuestros corazones completamente del parloteo de cada pensamiento y preocupación y ofrecemos nuestras oraciones al Señor en secreto e íntimamente… Oramos con la puerta cerrada cuando, con los labios cerrados y en total silencio, oramos al buscador no de voces sino de corazones.

Jesús hablaba pedagógicamente, como en sus parábolas, para que pudieran entenderlo todos. Queda claro la necesidad de cerrar la puerta al ruido mental; ahí, en el centro del ser, podemos percibir al Dios que nos habita, como también lo recuerda San Pablo: «¿No sabéis que sois templo de Dios, que el Espíritu Santo habita en vosotros?»

Hoy día, se constata un aumento considerable de la práctica de la meditación como oración contemplativa, partiendo del silenciamiento de la mente, por medio de la repetición constante de una palabra o jaculatoria (mantra) que amortigüe el parloteo incesante de la mente y haga posible la percepción de lo divino en lo más hondo de nuestro ser.

Ya en los años 70 del pasado siglo, el benedictino John Main, el trapense Thomas Keating, y el franciscano Richard Rohr, entre otros, habían iniciado un proceso de hacer saltar la tapia de los monasterios a la dimensión contemplativa del cristianismo para que llegase a impregnar la espiritualidad de los laicos.

¿Estamos hablando de algo que tenga que ver con la 'New Age' o el budismo? En absoluto. Estamos hablando de lo que el Catecismo de la Iglesia Católica (1992) recoge como meditación u oración contemplativa desde el punto 2.709 al 2.724 en el que dice: «La oración contemplativa es la expresión sencilla del misterio de la oración. Es una mirada de fe, fijada en Jesús, una escucha de la palabra de Dios, un silencioso amor. Realiza la unión con la oración de Cristo en la medida en que nos hace participar de su misterio».

«La tradición cristiana contiene tres importantes expresiones de la vida de oración: la oración vocal, la meditación y la oración contemplativa. Las tres tienen en común el recogimiento del corazón» (2.721). La oración contemplativa es una forma de meditación basada en la quietud del cuerpo y el silencio de la mente, sin necesidad de imágenes de ningún tipo.

¿Qué es la oración contemplativa? Santa Teresa responde: «No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama ('Libro de la vida').

SOBRE EL AUTOR
Ignacio Gallego Cubiles

Doctor en Ciencias de la Educación

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