Toboganes y puertas giratorias

Con todo, a mí las «puertas giratorias» me irritan menos que los toboganes de la política. ¿Cómo así aterrizan en ciertos lugares, criaturas sin oficio ni beneficio? Y escribo «aterrizar» con toda intención, pues tengo en la memoria el ilustre caso del exbanderillero Joaquín Miranda, a quien don Juan Belmonte preguntó cómo había llegado de banderillero a gobernador civil y la respuesta fue «endegenerando». Es decir, una trayectoria más descendente que ascendente, aunque el puesto fuera altísimo, porque cualquier degradación o degeneración supone la caída. Es decir, un tobogán.

Leo que Koldo García —antiguo asesor del exministro José Luis Ábalos— ha sido detenido, acusado de amañar un contrato de mascarillas para ADIF. No es el primero ni será el último en rendir cuentas por todos los chanchullos que se perpetraron durante el confinamiento; aunque lo que sí me ha sorprendido es descubrir la trayectoria del señor Koldo García, quien de portero del puticlub Rosalex pasó a ser escolta del PSOE navarro, más tarde concejal del PSN, luego Ábalos se lo llevó de chófer cuando fue secretario de organización del PSOE, lo nombró asesor cuando se convirtió en ministro de fomento y finalmente lo sentó en el consejo de administración de Renfe, donde —supuestamente— se produjo la componenda de las mascarillas. No tengo por qué dudar de la palabra del exministro Ábalos, quien asegura que nunca supo nada de los 53 millones de euros enjuagados sin control alguno; pero estoy persuadido de que siempre supo cuál era la trayectoria de Koldo García y que precisamente por eso lo mantuvo siempre a su lado. ¿Cómo se llega de portero de puticlub a consejero de Renfe? «Endegenerando» también.

Leo las bases de distintas convocatorias de empleo público y compruebo que desde las limpiadoras hasta los conductores —pasando por celadores, bedeles y conserjes— deben acreditar titulaciones académicas, muchas veces idiomas y, sobre todo, carecer de antecedentes penales. ¿Cómo es posible que para ser concejal o alto directivo de una empresa como Renfe sólo haga falta subirse al tobogán de un partido político? Si analizamos cada caso de «puerta giratoria», seguro que muchos no serían sospechosos. Pero todos los que aterrizan en tobogán sí son malolientes y escandalosos.