'Homo Viator'

'Homo Viator' es una golosina de ensayo, porque a partir de los mapas y de los libros de viajes, Pepe Pérez-Muelas levanta una fastuosa cartografía literaria que se extiende por todas las direcciones posibles, como las líneas imaginarias de un mapa que recorre continentes y regiones a través de autores y libros de distintas épocas, que Pérez-Muelas hace dialogar entre sí para deleite de sus lectores. Si la línea es la 'Ilíada', leemos cómo Alejandro la colocaba debajo de su almohada o imaginamos a Petrarca hechizado leyéndola por primera vez. Cuando la línea pasa por los polos, Pérez-Muelas nos habla de Amundsen, Shackleton o Franklin, para luego recordarnos a los vikingos navegando por Groenlandia o a Sarmiento de Gamboa gobernando una ciudad fantasma en la Antártida. Cada uno de los capítulos de 'Homo Viator' nos reserva un festín de referencias históricas, literarias o geográficas, que el autor enhebra de una forma tan encantadora, que —aunque uno ya las conozca— se revelan del todo nuevas gracias a la erudición amable de Pepe Pérez-Muelas.

¿Por qué la literatura grecolatina es omnipresente en 'Homo Viator'? Porque los viajeros del mundo clásico crearon la épica de los viajes, la épica de las grandes expediciones y hasta la épica de las retiradas, como la 'Anábasis' de Jenofonte, a quien Pérez-Muelas define como «un Garcilaso griego». Las Crónicas de Indias, por ejemplo, aparecen en 'Homo Viator' para demostrarnos cómo el Nuevo Mundo americano fue narrado y cartografiado partiendo de Plinio y Herodoto —pasando por Fernández de Enciso y Antonio de Pigafetta, Daniel Defoe y Antonio de Ulloa— y terminando con Hiram Bingham y su descubrimiento de Machu Picchu. Podría seguir enumerando los deslumbrantes itinerarios literarios propuestos por Pepe Pérez-Muelas en 'Homo Viator' —el Camino de Santiago, el Viaje a La Meca o el Grand Tour—, pero el cometido de estas líneas es abrir el apetito y en ningún caso quitar el hambre, porque el lector siempre debería estar ávido, perecido y hambriento.

Tomen nota de 'Homo Viator'. Una delicia.