COMENTARIOS REALES
Asia o el espacio-eje
Si Europa ya me parecía una península rusa, después de leer '1493' de Charles C. Mann, Europa se queda como un balneario chino
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Iniciar sesiónCuando era estudiante universitario, mis profesores de historia económica me instaron a leer dos libros de Robert Fogel: 'Los ferrocarriles y el crecimiento económico de Estados Unidos' (Tecnos) y 'Tiempo en la cruz: la economía esclavista en los Estados Unidos' (Siglo XXI), donde el Nobel ... de Economía se preguntó cómo habría sido el desarrollo de los Estados Unidos sin ferrocarriles y sin la abolición de la esclavitud. Los estudios de Fogel formaron parte de la llamada historia contrafáctica y su metodología suponía una ingente información cuantitativa que aspiraba a la máxima objetividad. No obstante, aquella perspectiva cayó en desgracia porque subordinó los dilemas morales al cálculo econométrico. Hoy en día nos seguimos preguntando cómo habría sido el mundo si un factor X o un hecho Z no hubieran existido, pero ya no hablamos de historias contrafácticas sino de ucronías, una narrativa antidistópica que fragua relatos muy creativos que dialogan con el cine, la literatura y el cómic, aunque con ambiciones culturales, políticas y sociales.
El Departamento de Lenguas y Literaturas Romances de la Universidad de Ginebra me ha invitado a participar en un coloquio internacional sobre ucronías —«Los pasados que no fueron»— y mi propuesta consiste en preguntarme qué habría ocurrido si la patata no hubiera podido trasplantarse en Europa desde el siglo XVI hasta nuestros días. No pretendo desarrollar ahora la ponencia que presentaré en Ginebra, pero sí compartir mi fascinación por uno de los libros que consulté para prepararla. Me refiero a '1493. Cómo el descubrimiento de América transformó el resto del mundo' (Capitán Swing) de Charles C. Mann. ¿Por qué considero que se trata de un libro extraordinario? Porque le concede un protagonismo inédito al continente asiático —en general— y a China, en particular, que nos permite comprender mejor algunas claves del presente.
Reconozco que ignoraba por completo cómo China, Japón y la India incorporaron antes que los europeos productos americanos como maíz, patatas, chile, tomates, batatas e infinidad de frutas, sin dejar de lado al trigo, la soja o el arroz. Asia sigue siendo una gran desconocida, como ha quedado demostrado al contemplar la inquietud europea ante la reciente Cumbre de Shanghai, despachada en la prensa occidental como una reunión de 23 regímenes autoritarios. Sin embargo, se trata de una parte del mundo que no sólo no depende de Europa, sino donde Europa ha deslocalizado sus procesos productivos, externalizando la manufactura intensiva de sus industrias principales.
'1493' de Charles C. Mann resulta una lectura imprescindible para comprender la evolución de los «tigres asiáticos», porque su fastuoso trabajo traslada al espacio asiático el concepto de «tiempo-eje» acuñado por Jaspers en 'Origen y meta de la historia', otro clásico que mis maestros pusieron en mis manos. Si Europa ya me parecía una península rusa, después de leer '1493' de Charles C. Mann, Europa se queda como un balneario chino.
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