La película de Arturo

Como ejemplo de sabiduría cuasi universal, me viene a la cabeza el caso del socialista Paulino Plata. Maestro de formación, cuando era alcalde de Antequera fue aupado a la Consejería de Agricultura porque Manuel Chaves necesitaba un guerrista. Pero también fue consejero de Turismo (donde regó mucho más que en su anterior ocupación) y titular de Cultura. Intentó sin éxito (a palos) ser alcalde de Marbella y terminó plácidamente sus días políticos como presidente del Puerto de Málaga. Brindando en la antigua Casa de Botes por el rascacielos catarí que ahora su partido denosta. Qué capacidad, qué envidia.

De ahí el contraste cuando se produce la excepción y al despacho llega alguien que conoce el paño según se sienta. Como empiezo a escuchar y leer conspiranoias en torno a los motivos que han motivado el fichaje de Arturo Bernal en el nuevo gabinete de Juanma Moreno, me permito recordar que el turismo es nuestra primera industria.

A diferencia de otros personajes que sólo por el hecho de ser malagueños (o políticos premiados) ocuparon esta cartera y se dedicaron a contentar bocas con pasta, Bernal puede ser de los tipos que mejor conozca el sector. El mercado. Sus problemas. Sus posibilidades. Y el horizonte que ha de perseguir Andalucía más allá de eslóganes grandilocuentes y cifras olímpicas.

De los que más experiencia tiene, también, en trabajar codo a codo con el empresariado, que es el que genera empleo, y convencerle de que lo haga bien. Cumpliendo. Vale que de cine español sabe poco, pero a lo mejor ante la que se nos viene encima lo que necesitamos es gente que sepa de lo que hable y que ejecute bien y rápido. Ya dejamos las películas para otros.