Marifrán en Granada

Marifrán Carazo, actual consejera de Fomento y ya candidata formal de los populares para la capital granadina, es de Pucela. Ni oculta sus raíces ni trata de forzar el acento castellano cuando presenta tramos de autovía. Y con su desempeño primero en el Ayuntamiento de la ciudad y luego en la Junta, ha conseguido que en Granada, ciudad especialita donde las haya, ya no se escuche el despectivo latiguillo localista con el que antes algunos se referían a ella. Bien está.

La reconquista de la ciudad de la Alhambra es para el PP empresa fundamental. Tanto que Juanma Moreno ha estado dispuesto a dinamitar su gobierno con tal de jugársela. Desde que llegó al cargo en 2019, Carazo ha sido uno de los puntales de un ejecutivo que con un extraordinario empeño y diligencia ha imprimido una séptima marcha a obras públicas fundamentales y ha logrado sacar adelante la ansiada legislación urbanística que debe poner fin al marasmo administrativo que frenaba aquí cualquier iniciativa.

¿Son esas credenciales suficientes para lograr convertirse en la primera alcaldesa de la ciudad? Le queda mucho por delante, y hay quien se cuestiona si no sería ya cosa de que cuanto antes se dedicara en exclusiva a patear Granada. ¿Le servirá más machacar la plaza o inaugurar obras pendientes en toda la región? Quién sabe. Pelear contra quien gobierna siempre es partir de abajo. Enfrente tiene a un alcalde que se ha hecho especialista en rentabilizar la foto y el foco, aunque más allá de sus tiktoks bailando el motomami pocos éxitos más se le conozcan. Lo debe hacer ver Carazo. En Granada. Y sí, la de Valladolid.