PÁSALO
Cambio de era
En Córdoba hay una exposición que no se pueden perder para entender cómo se cambia de era
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Iniciar sesiónDicen que esta era, la nuestra, la que vivieron nuestros abuelos y padres para desembocar en la actual confusión, comenzó tras la Segunda Gran Guerra, la hecatombe nuclear de Hiroshima y Nagasaki, los acuerdos de Bretton Woods y la carrera espacial. Y ha durado lo ... que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks, según Sabina. Porque todo eso es ya ceniza cuaresmal, polvo en el viento, como nos lo avisa el imperativo categórico del maratón tecnológico, las criptomonedas, la crisis climática y la irrupción en la escena global de China. Lo de comer grillos y abrazar a los árboles son flecos delirantes del cambio de era. Todo esto se hace engorroso verlo con las gafas de cerca. Y se aprecia mejor con luces largas, como la magnífica exposición que se han marcado el Ayuntamiento de Córdoba, la Junta y el Cabildo en tres espacios distintos de la ciudad. Donde mejor se ve lo que arrastra un cambio de era está expuesto en el Centro de Creación Contemporánea, al otro lado del cordobés puente de Miraflores, dejando atrás en plena fachada fluvial del Guadalquivir ese mostrenco marbellí validado en su día por IU y PSOE, siempre tan conservacionistas, bautizado Soho y donde se alegran las pajarillas.
La exposición es altamente recomendable. Esto último debería escribirlo todo en mayúsculas. La han titulado «Cambio de era. Córdoba y el mediterráneo cristiano.» Y sobre más de doscientas obras expuestas, desde piezas arquitectónicas, mosaicos, sarcófagos, escultura, joyería y ajuares, procedentes de museos tan relevantes como el del Vaticano o el de Cartago, entre otros, descansa la argumentación de la muestra. Los cambios de era de la humanidad suelen hacer digestiones incómodas, provocando dolores de cabeza y crisis estomagantes, como síntomas de la catarsis. No es fácil cambiar de mentalidad. Sin dudas lo más difícil que consigo lleva un cambio de tiempo histórico. Casi en el arranque de esta exposición que les comento está el ejemplo contundente de lo que les hablo. Una pequeña lápida funeraria de una mujer romana del siglo II o III de nuestra era, donde aparece el pez cristiano y una invocación a los dioses manes, apuesta de ruleta ventajista para ganar el más allá de un tiempo donde el cristianismo asomaba la patita por debajo de la gran puerta del imperio con visos de transformarlo. La romana se llamaba Licinia Apamia.
El paso del paganismo al cristianismo deja un rastro genialmente retratado en la exposición. Y te hace comprender lo que son los cambios de era. El día que la visité, con la suerte de los desavisados, me encontré con Manuel García, jefe de gabinete del alcalde, José María Bellido, que me lo hizo todo mucho más fácil. Ni les cuento los laberintos administrativos y de seguros que exigen una exposición de esta talla. Tienen hasta el quince de marzo para comprender lo que significa un cambio de era. Quizás el que comentamos tan fuerte y radical como el que vivimos, donde hemos pasado de la muerte de Dios a las criptomonedas, razón por la cual, el señor Bill Gate, el mayor latifundista de EE.UU., imita a Constantino acaparando el valor material de la tierra frente al inmaterial del dinero, la nueva fe…
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