TRAMPANTOJOS
Un temblor en las raíces
Dicen que la lluvia ha inundado los raíles de la alta velocidad. Y eso parece una perturbadora metáfora de la decadencia de una civilización
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Iniciar sesiónNo sé si en estos días han sentido un temblor bajo la tierra, como si se abrieran grietas o algo se hubiera quebrado por dentro, donde crecen las raíces. Es una sensación inquietante, muy sutil, mínima, apenas perceptible, solamente intuida. El suelo traga el agua ... que no bebió en meses y eso explica quizás este estremecimiento. O tal vez sea que España se está rompiendo, fracturando, despedazando.
Pasan cosas que no ocurrían. No llegan los trenes y en las estaciones la gente tiene que dormir en el suelo. Nadie informa en este tiempo de sobreinformación. Las vías ya no unen las tierras de España. Son cicatrices o fronteras que separan. Dicen que la lluvia ha inundado los raíles de la alta velocidad. Y eso parece una perturbadora metáfora de la decadencia de una civilización. No sé, es como si hubieran aparecido extraños signos que advierten de algo.
Esta España invertebrada lo está más que nunca. Los trenes avanzan como en el siglo XIX. O como lo hacía el tren en el que Antonio Machado viajaba hacia Soria. Ese tren a Soria sigue avanzando al mismo ritmo porque las vías son las de hace décadas, por eso se aminora la marcha y surge ese traqueteo que suena en los poemas del escritor sevillano. Pobre Soria olvidada…
Algunos han tenido que viajar como Machado en 1907. O como los audaces que toman trenes en Extremadura y no saben nunca si llegarán a su destino porque alguien los ha condenado a ser ciudadanos de segunda. Qué paradoja que eso ocurra en el lugar donde pasaba la Vía de la Plata, la más moderna calzada de comunicación de Hispania.
Pero Hispania ya no es Hispania sino otro reverso extraño, un calcetín que se volvió del revés. España es ahora un reflejo deformado de lo que acaso fue alguna vez. Un país en el que todo termina convertido en un reñidero de gallos. Hasta un aviso meteorológico sirve para provocar una batalla, para colocar a cada uno en un bando, para que comience el griterío desde las trincheras.
Esos avisos meteorológicos son habituales en otras partes de Europa. Quien haya vivido o viajado fuera lo sabe. Yo he recibido esos mensajes cuando me encontraba de visita en un país porque las autoridades los lanzaban a todos los móviles que estuvieran en el radio afectado por el riesgo. Así de sencillo y de previsor. No hay vulneración de datos, ni conspiraciones extrañas, ni delirantes argumentos orwellianos. Pero ya se sabe que estamos en un país absurdo cuyos cimientos se están agrietando. Una cloaca que traga agua sucia y fango y que quizás tenga su origen lejos de esta España desvencijada. Lejos, en los campos de Waterloo, donde ha comenzado a venderse un país en almoneda que comienza a resquebrajarse. ¿No perciben el temblor?
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