El gran silencio

Tenía todo el sentido porque allí reinó el silencio durante siglos al albergar un monasterio cartujo, orden contemplativa cuyos monjes viven recluidos en sus celdas y en silencio. Cuando se funda el cenobio en el siglo XV al otro lado del Guadalquivir se opta por un lugar entonces aislado y lejos del mundanal ruido. Como curiosidad, su entrada no miraba hacia Sevilla sino que le daba la espalda simbolizando así cómo se pretendía despreciar aquella ciudad de los siete pecados capitales.

Algo de ese silencio queda en el antiguo monasterio reconvertido en metáfora conceptual del arte contemporáneo. El pasado y el presente se unen en un silencio blanco y abstracto. Corrientes de silencio antiguo, duro y ascético, pero también el silencio de la modernidad, ese silencio salvaje que es la gran metáfora del arte contemporáneo.

Aquella exposición se titulaba 'El Gran Silencio', recordando el documental que Philip Gröning rodó en la Gran Cartuja de Francia que San Bruno fundó en 1084, y era un diálogo entre el pasado y el presente dentro de una inquietante atmósfera de silencio. Estaba la obra icónica del silencio contemporáneo: '4'33'', de John Cage, la «oración silenciosa» de una partitura llena de silencio que se compuso en 1952 y fue interpretada por primera vez por David Tudor en el Maverick Concert Hall. Tudor interpretaba los cuatro minutos y 33 segundos de silencio ante el piano incluyendo en la no-música sonidos como la incomodidad del público o el ruido al abrir y cerrar la tapa del piano.