TRAMPANTOJOS

Barbate, litoral de espuma negra

Aquellos chavales encanallados para buscarse la vida con las migajas de la mafia de la droga son ahora asesinos sin escrúpulos

desde los litorales atlánticos ha llegado a la orilla espuma de mar negra. Viene cargada de alijos de droga, crueldad y tragedia, pues de todo eso está lleno el episodio de Barbate con dos guardias civiles muertos por culpa de la desidia. Una ridícula barcaza ... de goma frente a una narcolancha de última generación en una naumaquia que guardaba la crónica de una muerte anunciada. Alguien tendrá que explicar esto y responsabilizarse de esas muertes. Desde el ministro Marlaska a todos los que deciden el destino de los otros en confortables despachos, recortando en recursos según los caprichos de un Excel presupuestario. No se pueden disminuir los medios de quienes están defendiendo la legalidad y mantienen una guerra desigual contra el narcotráfico. Y todo eso se simboliza en esa imagen de la narcolancha y la barquilla en la que viajaban los agentes. Crónica anunciada de un atroz asesinato.

La escena del crimen, grabada y reproducida en un perverso bucle virtual, es una evidencia de lo que ocurre desde hace muchos años en Barbate, la constatación de una realidad tan conocida como ignorada.

Cualquiera que pasee por sus calles se asombrará con la cantidad de carrocerías de lujo, todoterrenos fabulosos y motocicletas de arena que manejan los jóvenes de los barrios 'obreros'. Es el escaparate del triunfo de los llamados 'busquimanos', una chavalería especializada en recoger los fardos de droga que llegan a la playa. Hace años era la moda entre los jóvenes que optaban por el menudeo del narcotráfico ante la perspectiva de dedicar años a estudiar para luego engrosar las altísimas listas del paro local. Hace años fui a Barbate para realizar un reportaje sobre estas generaciones perdidas. En los institutos de la zona los profesores contaban que nadie quería ser médico, bombero o maestro. A lo que aspiraban era a ser 'busquimanos', como sus hermanos mayores ya dedicados al gran negocio de la droga y los bolsillos rebosantes de billetes.

En el patio de recreo jugaban a policías y ladrones o, mejor aún, a traficantes, que son como los héroes mayores de este cuento cruel. Por supuesto, nadie quería ser ni policía ni guardia civil porque era tener un inevitable destino de víctima humillada. Quien perdía estaba condenado a ser un pobre policía. Quien ganaba era ascendido a la gloria de convertirse en señor de la droga. Esa misma escena que ahora hemos visto en directo en los telediarios.

Aquellos chavales encanallados con desparpajo para buscarse la vida con las migajas de la mafia de la droga son ahora asesinos sin escrúpulos. Y ante la escena del crimen las familias los jalean ante la contemplación del sacrificio de las víctimas. A todos ellos les va bien en este negocio y no quieren molestos testigos que enturbien tanta riqueza. Toda esa espuma negra que impregna la arena de este salvaje litoral de sangre.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios