A qué se va a Fitur
Lo realmente valioso no son los expositores ni tener un carrusel interminable de presentaciones, sino la agenda de los profesionales y la oportunidad que brinda este escaparate todos los años
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El equipo municipal de Turismo apura los últimos días para la gran cita de Fitur. La feria madrileña comienza el 22 de enero y este año el reto es doble, porque Sevilla dispondrá de un expositor propio fuera del paraguas de la Junta. No es ... la primera vez que la ciudad contrata un espacio exclusivo, pero sí en un pabellón distinto al de la región y eso es, ante todo, un riesgo. Andalucía es uno de los gigantes de Fitur, junto con la Costa Brava y las Baleares. Su despliegue, ocupando un pabellón completo, tiene poca competencia. Ni siquiera destinos que son referentes mundiales como México o Tailandia hacen una puesta en escena tan deslumbrante, por eso la disposición en esta edición ha llamado la atención del sector. Para que el lector se sitúe, las ocho provincias tendrán sus stands en el pabellón cinco, que es el que habitualmente viene utilizando Andalucía. Para visitar la 'embajada' que abrirá Sevilla en Fitur hay que trasladarse a los pabellones 7 y 9 que no tienen división. Ahí es donde se harán las presentaciones como la de la Bienal, el maratón o el Festival Icónica y donde se concentrará la actividad. Todo esto será un experimento y servirá para valorar si merece la pena el gasto que supone ir por separado, del que el Ayuntamiento no ha dado cuentas, pero que no será precisamente barato.
Más allá del reparto de espacios, que en esta edición ha sido motivo de polémica entre la Consejería de Turismo y la Diputación de Sevilla, lo realmente valioso de Fitur es la agenda de los profesionales. Jornadas frenéticas para conseguir unos minutos con consejeros delegados, gerentes o directores comerciales de turoperadores, aerolíneas, organizadores de eventos a los que meter por los ojos la oferta de tu destino. Allí todo confluye y todo pasa. Para unos es el espacio en el que se cierran los tratos o se anuncian públicamente, para otros es donde empieza la negociación, pero no hay un minuto que perder.
A eso se va a Fitur. El stand que se ocupa puede entenderse como una carta de presentación, pero no va más allá de una simple fachada. Por eso pocos entienden ni comparten la disputa de Prodetur, el ente de promoción turística de la provincia, con la Junta por arañar unos metros más. Tampoco el gasto que va a hacer Sevilla para utilizar un espacio que ya tenía en el pabellón de Turismo Andaluz, pues más allá de entregar folletos, bolsas de tela o bolígrafos, el expositor sólo se usa para presentaciones que recoge únicamente el periódico, la radio o las televisiones municipales. Los alcaldes viajan junto a sus delegaciones, que suelen ser numerosas, sin tener muy claro para qué, pero ninguno quiere perder el turno. No hay orden ni estrategia. Lo mismo se saca una garrafa de aceite que una bandeja de polvorones dos semanas después de Reyes sólo porque es el producto típico. Se proyecta un vídeo, se dicen unas palabras y que pase el siguiente. Tal vez sea necesario poner orden en todo esto y empezar a sacar partido a la gran oportunidad que brinda Fitur todos los años.
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