La culpa es de los billetes baratos

Los viajeros insultaban el martes pasado a Renfe y a Adif por la pésima gestión y la nula información sobre los retrasos, mientras la ministra de Hacienda –que le gusta ser el perejil de todas las polémicas tengan o no que ver con su departamento– dice que la culpa la tiene Ouigo por vender los billetes tan baratos. Ay, María Jesús. Como si tuvieras poco con la financiación singular de Cataluña, con el jefe de gabinete y otro estrecho colaborador acusados de cobrar mordidas y aquella confianza ciega en el secretario de Organización que duerme desde hace tres noches en Soto del Real. Ahora vienes a pronunciarte también sobre los trenes...

Por lo visto, la culpa es de Ouigo, del raterillo que roba los cables a pie de vía o del PP por hacer una oposición de derribo. Como el apagón. La culpa es de cualquiera menos del que gestiona la infraestructura. Los trenes de Ouigo llevan rodando por las vías españolas desde hace varios años, pero sólo se quedan parados en las que van a Andalucía. No en las del corredor ferroviario catalán ni en las del valenciano o el gallego. ¿No será que el viario de la zona sur es el más antiguo de todos y que las obras se han programado demasiado tarde? ¿No es más razonable pensar que el plan de modernización se empezó a desplegar a última hora a pesar de que la liberación del mercado ferroviario tenía fecha desde hace más de una década? Esto es lo que pasa cuando al frente de las empresas públicas se pone al amigo personal, al alcalde que perdió las elecciones o a la directiva con carné del partido.

Y las consecuencias las pagan los viajeros y el sector turístico, columna vertebral del PIB andaluz, que teme estos días cancelaciones por las incidencias en el transporte y la falta de alternativas. La aerolínea de bandera española ha ido reduciendo las rutas desde Madrid con las ciudades que tienen AVE por razones políticas. Ahora sólo queda el coche en unas carreteras cada vez más atascadas. Lo llaman políticas de progreso, el progreso hacia dónde.