EN LÍNEA
La trinchera de la moderación
Distanciándose de Vox, Moreno consolida el capital político que ha cultivado como dirigente previsible, pragmático y mesurado
Sevilla
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Iniciar sesiónEn política, los tiempos importan tanto como los gestos. Y la anticipación es crucial. Juanma Moreno ha decidido abrir el último curso de la legislatura autonómica marcando aún más, si cabe, un territorio propio: el de la moderación. Allí cavó su trinchera nada más aparecer ... en escena a finales de la década pasada y en ella pretende permanecer pensando que es la mejor posición desde la que afrontar los asaltos finales a los cuarteles de invierno. Sin que tercie la casualidad, sino más bien la causalidad, el presidente andaluz ha querido subrayar con nitidez estos días atrás que su gobierno no comparte el trazo grueso de Vox ni su agenda de confrontación, y que su liderazgo se sostiene en un perfil sosegado y reconocible para una mayoría social que no se siente cómoda en esos extremos en los que ahora incide no sólo el partido de Abascal sino el propio PSOE por evidente interés táctico.
Estos movimientos más recientes tienen un claro componente estratégico. Los últimos sondeos muestran que la formación de extrema derecha crece a nivel regional tanto como en estatal y erosiona al PP en un flanco históricamente sensible al que se mira de reojo pero que le sirve de despensa cuando llega el hambre. No parece que la mayoría absoluta estuviese en peligro aún, pero se marcan algunas tendencias que preocupan en San Telmo. El propio Moreno ha atribuido ese auge de Vox a la tremenda polarización que impulsa Pedro Sánchez desde La Moncloa, una dinámica que promueve la izquierda lanzada al monte que parece obligar a elegir entre el blanco o el negro, reduciendo ese espacio para los grises en el que tan bien se han movido los populares del sur últimamente. Y es precisamente ahí, en ese terreno angosto de la centralidad, donde el líder del PP-A quiere situarse siempre, aun a costa de exponerse a fugas en la frontera más conservadora. Sabe que acercarse a Vox, al menos externamente, será munición preciada para la oposición socialista.
El dilema, en realidad, no es menor. Cuanto más se desmarca el presidente de la ultraderecha, más difícil parece un entendimiento postelectoral en caso de necesitar sus escaños. La demoscopia descarta ese escenario, pero... ¿y si...? Conforme más se acerca la cita, más arriesga, pero también consolida el capital político que ha cultivado como dirigente previsible, pragmático y mesurado. Gobernar después de las urnas, eso sí, exigirá cuadrar ese círculo, y la coherencia de hoy puede convertirse en un obstáculo mañana. En cualquier caso, Moreno prefiere librar ahora esa batalla, cuando todavía tiene margen para marcar el tono de la campaña y fijar el marco en el que se medirá a sus rivales. Frente a la radicalidad creciente y el ruido de la polarización, ofrece pausa y estabilidad. Al fin y al cabo, como él mismo entiende, peor que pactar con Vox sería tener que parecerse a Vox.
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