EN LÍNEA
Sindicatos con kufiya
Convocan paros y huelga, pero no contra el Gobierno o por el acceso a la vivienda o por el desempleo. Se hace por «la libertad de Palestina»
Sevilla
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Iniciar sesiónLa lista es extensa, dolorosa y ampliable. Seguro que a cualquiera de los lectores se le ocurre la manera de incrementarla con cuestiones que afectan de verdad a la sociedad española. A la cabeza de Europa en paro todavía. Todavía. Si aludimos al desempleo juvenil, ... de dilema se puede pasar directamente a usar el término drama. El país lleva ya tres ejercicios sin Presupuestos Generales y la pérdida de poder adquisitivo en los diez últimos años es apabullante, sobre todo para la clase media. Los autónomos malviven asfixiados. Los contribuyentes en general, exprimidos. La competitividad de las empresas sigue por debajo de lo deseable por la falta de productividad. Los horarios laborales son interminables, en cambio, lejos de lo usual en el lado más desarrollado de Occidente, y la conciliación es un verdadero cuento chino. El acceso a la vivienda es una quimera que da para denuncia colectiva, del mismo modo que los leoninos precios de los alquileres. Incluso para quienes tienen un empleo. Tener un contrato ya no significa regatear la pobreza. Los médicos, por su parte, están en pie de guerra, como los enfermeros o los fisioterapeutas. Los enfermos de ELA no reciben las ayudas prometidas y aprobadas (tarde y mal, pero aprobadas) por el Gobierno, que además colecciona casos de corrupción a cual más escandaloso y vergonzante. Con todo este panorama ante sus ojos, los sindicatos principales, esencialmente UGT Y CC.OO., convocan paros y hasta una «huelga general» (la CGT) para este 15 de octubre. ¿Por cuál de todos los anteriores motivos? Pues por ninguno. Lo hacen por Palestina. Por Palestina. Incluso ahora que se ha firmado la paz entre Israel y Hamás. Da igual, hoy se echan a la calle «por la libertad en Palestina». ¿Se puede ser más ridículo?
Ocurra lo que ocurra finalmente con la convocatoria, puesto que buena parte de la esencia de la misma se ha desmoronado con la magnífica noticia del pacto para detener las hostilidades y el abominable derramamiento de sangre, el movimiento de los sindicatos mayoritarios ha retratado a la perfección en qué momento de alejamiento de los problemas reales de los españoles, de instrumentalización por parte de los partidos de izquierda, de irrelevancia y hasta de infamia se encuentran éstos títeres del sanchismo expertos en discursos decimonónicos inservibles a estas alturas y a años luz de la realidad de nuestros días.
El ejemplo bochornoso de hoy retrata a las claras dónde está el interés de los «representantes de los trabajadores», que insisten en hacer política con la kufiya sobre los hombros en vez de atender los mil frentes que preocupan de verdad a quienes se levantan por la mañana a buscar un sueldo digno. Pero quizás eso supondría tener que criticar al Gobierno y poner en peligro muchas subvenciones. Esos son los sindicatos del siglo XXI que pagamos todos aunque no estemos afiliados ni les hayamos votado.
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