EN LÍNEA
Perder la calle
Lejos del ruido de sus declaraciones, la izquierda obtiene cada vez menos apoyos en unas protestas sobre la sanidad andaluza bastante dopadas
Sevilla
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Iniciar sesiónAsumido el error lamentable y espinoso de la que sin lugar a dudas es principal negligencia no ya de esta legislatura sino de todo lo que ocupa la etapa de Juanma Moreno al frente de la Junta, el asunto de los fallos de los cribados ... del cáncer de mamá en Andalucía ha ido derivando, como de costumbre, en una encarnizada y un tanto patética batalla política. Gresca que, además de las tradicionales bajezas, agudizadas por tratarse del delicado tema que se trata, ha dejado ya a estas alturas dos cuestiones bastante asentadas. Una, la falta de escrúpulos del PSOE para hacer oposición, una labor en la que no tiene ningún reparo en incluir la difusión y engrandecimiento de bulos tan ásperos y desleales como el del borrado o la manipulación de historiales médicos, algo que los propios técnicos o hasta una exconsejera de Salud socialista han asegurado que es inviable y que el mismo sistema tecnológico impediría. Y dos, que la izquierda en general y el socialismo en particular han perdido la calle. Al menos, en lo que se refiere a Andalucía, donde el paradigma del megáfono, la pancarta y la algarada está variando.
La manifestación del pasado domingo en San Telmo promovida por la asociación de mujeres con cáncer de mama Amama, entidad erigida en activista política sin recato que prefiere «hundir al SAS» que sentarse con el nuevo consejero, no congregó a la multitud que esperaban en un momento en el que supuestamente el Ejecutivo andaluz del PP está acorralado y atravesando uno de sus peores trances. Con los autobuses pagados por administraciones gestionadas por el socialismo y con todo el apoyo logístico habitual de los sindicatos, que ya terminaron con las protestas por Palestina y han encontrado otra veta, el pinchazo fue evidente. Según la Subdelegación del Gobierno, que no parece precisamente dudosa, algo más de 8.000 asistentes. La Policía Local hablaba de unas 4.500.
Hace un año, la que promovió Sebastián Martín Recio en «defensa de la sanidad pública» alcanzó unas 12.000. Pero ya se atisbaba tendencia decadente. En febrero de 2020, la protesta contra el propio PP que impulsó 'Spiriman' reunió en Sevilla a más de 20.000 manifestantes. El ya fallecido Jesús Candel criticaba por aquel entonces que el SAS seguía funcionando «tan mal como con Susana Díaz». Visto lo ocurrido con los cribados, no le faltaba razón al desaparecido sanitario granadino, que alertó de algo que el equipo de Moreno ha tardado varios años más en detectar. Antes, en junio de 2018, otra gran 'marea blanca' de kilómetro y medio de distancia llevó a Sevilla a más de 50.000 convocados en lo que ya se atisbaba como el final del prolongado reinado socialista en la comunidad. Las simples cifras reflejan una realidad social que dibuja unas protestas bastante dopadas y no termina de casar con el ruido y las declaraciones cargadas de dramatización y demagogia.
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