EN LÍNEA

El papelón de Juan Espadas

Ha dilapidado su buena carrera política como un alcalde equilibrado al asumir como un cordero la deriva frentepopulista del sanchismo

Existen verdaderos especialistas en estropear su destino incluso en el mejor de los escenarios. Ni cuando salen buenas cartas en la mano logran evitar el batacazo. Cenizos, mezquinos o sencillamente torpes, llámenlos como gusten. En la política andaluza, el mayor y mejor ejemplo reciente es ... el del socialista Juan Espadas, que vivía feliz y apacible en su arcadia de la Alcaldía nada menos que de Sevilla hasta que fue llamado a filas por el sanchismo. A pesar de su ventajosa posición y hasta de la fuerza de la que por aquel entonces le daba el cargo tras arrebatar a Juan Ignacio Zoido la mayoría y el bastón de mando, se cuadró disciplinado y aceptó lanzarse a la arena de pelear la Junta a Juanma Moreno, variando de manera lastimosa y torpe hasta su tono y talante para amoldarse al nuevo estilo virulento y agreste del PSOE.

Internamente, apartó a Susana Díaz mediante un pucherazo infame que ahora sale a la luz. En paralelo, de cara a la opinión pública, su cuesta abajo comenzó paradójicamente con su equipo, el Betis. Lanzado a hacer el ridículo sin pudor o sin conciencia, el exalcalde se coló en el balcón de los campeones de Copa para buscar una foto desesperadamente aunque fuera con el utillero. Aquella bufonada le costó una buena dosis de escarnio público. Luego, transformado y reducido, fue asumiendo arrodillado los aplastantes designios de Ferraz y aplaudiendo como un asesor coreano las ocurrencias del líder supremo de su partido. Más gritos, más estridencias y más posiciones imposibles de explicar a los electores, como los privilegios al independentismo catalán o el perdón a los golpistas. Con esa base, no podía más que culminar su desastre obteniendo el peor resultado histórico del socialismo en unas elecciones andaluzas. Hundido en una oposición intrascendente, hace unos meses tuvo que volver a esgrimir otra sonrisa impostada y deshacerse en elogios hacia María Jesús Montero cuando ésta lo relevó y apartó de la circulación. La que estaba llamada a ser una buena carrera política por equilibrio y centrismo mostrados como regidor ha terminado siendo un mal chiste al asumir como un cordero la deriva frentepopulista a la que Pedro Sánchez ha abocado a la organización.

¿Quién es hoy Juan Espadas? ¿Qué papel tiene en la política actual? Ni legado ni influencia ni relevancia. Más que papel, papelón. Y encima sale ahora salpicado por la corrupción sanchista de los koldos y los cerdanes. Tras conocerse el pucherazo en las primarias en las que obtuvo el liderazgo del partido en Andalucía, y vistos los resultados posteriores, de hecho, lo mínimo que debería hacer por mera dignidad es dejar su cómodo y apartado puesto de senador y buscarse la vida fuera de las poltronas como cualquier hijo de vecino, todo lo lejos que pueda del dinero público. Si es que sabe, claro. Igual que se olvida su bagaje político, también se olvida trabajar en la calle.

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