EN LÍNEA
Una oposición de brochazo gordo
La errática estrategia del socialismo andaluz, cargada de simplezas, ha caído en las contradicciones que genera el propio Gobierno central
Sevilla
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Iniciar sesiónEn los coletazos del verano ha terminado por confirmarse una tendencia en el PSOE andaluz, aquella vieja máquina gigante de poder, que hace ya unos meses se venía perfilando sospechosa y asombrosamente: la de una praxis de oposición más ruidosa que práctica, sobreactuada, maleducada, zafia ... y, muy especialmente, sustentada en una estrategia a todas luces errática. En cuanto repasen los sondeos internos lo entenderán. Porque si son muchos los gritos, los mensajes gruesos y simplistas y las exageraciones burdas y hasta grotescas, mayores aún han sido las torpezas a la hora de mantener una línea argumental medianamente sólida, seria y rigurosa. Con la inefable dirección por control remoto de Ferraz, sin autonomía alguna y lejos de la sensibilidad propia del terreno que se pisa, se viene haciendo una política de brochazo gordo y exabrupto, en el tono radical y monocorde que ha impuesto el partido para todas sus sucursales, que, además, se ha ido adobando con fallos de bulto, pueriles, ruborizantes, que retratan un momento pésimo de los socialistas del sur.
Con su líder en Madrid cuadrando sudokus económicos para tener contentas a las 'periferias' que sostienen a su jefe en la Moncloa, los portavoces socialistas de la región se vienen dedicando a la demagogia barata, ejemplificada en los dos frentes principales con los que han intentado desgastar al Ejecutivo autonómico. Uno, el mantra de la «mala gestión» de los incendios, sencillamente porque ese ha de ser el mensaje a nivel estatal. Y lo mismo da en las colinas zamoranas que en Aroche con tal de que la autonomía de turno sea del PP. En el caso andaluz, sostener una crítica a la actuación contra los fuegos, impostando hasta el límite de llegar a hablar de tribunales, ha resultado cómico cuando en paralelo la propia ministra de Defensa, la socialista Margarita Robles, elogiaba sin tapujos ni rodeos el trabajo de la Junta y del Infoca. Más que incoherencia, bochorno. El otro flanco, el de la reprobación al presidente regional por «estar de vacaciones», ha resultado incluso más extravagante teniendo en cuenta el grado de populismo utilizado y la brutal contradicción que supone haberlo hecho mientras Sánchez veraneaba en Canarias o luego en Andorra cuando media España era pasto de las llamas. Recién llegada de su descanso estival, paradójicamente, la portavoz parlamentaria de los socialistas andaluces incidía en el recurrente latiguillo de los días de asueto del líder popular o en señalar que «el viaje a Japón» de Moreno con la delegación para negociar acuerdos comerciales y financieros le ha «costado el dinero» a los contribuyentes. Que es lo mismo que afirmar que los sueldos de los parlamentarios los pagan los sufridos ciudadanos, por ejemplo. No es posible que el nivel sea ese, no es posible, debe de haber truco en todo esto. Seguro.
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