EN LÍNEA
Criminalidad, estadística y mentira
Pese al respeto por las matemáticas, uno no puede más que dudar de las endulzadas y positivas cifras de delincuencia que el Gobierno vende
Sevilla
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónUnos, los más, apuntan la autoría de Twain. Otros, los menos, que la expresión es de Disraeli. De una manera u otra, cada día parece tener más asiento en la actualidad. «Hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas». Las ... últimas, las derivadas del cálculo matemático y el recuento, se antojan mucho más sofisticadas, diríase que sutiles, malvadas, y a ellas se han agarrado con fruición las administraciones públicas. Entre éstas, tanto el Ministerio del Interior como la propia Delegación del Gobierno en Andalucía cuando tienen que informar de la criminalidad, algo que ejecutan con un llamativo triunfalismo. No digo yo que directamente para mentir, aunque sí con la idea de difuminar una realidad progresivamente amarga añadiéndole alguna dosis de azúcar. Desconozco si los registros numéricos que difunden cada cierto tiempo han pasado por los famosos cocinados de la escuela de Tezanos y, además, asumo el riesgo de caer en la inconcreción y dejarme llevar por intangibles frente al despotismo moderno de las cifras, pero llegados a este punto he tenido que concluir que nos engañan de alguna manera al contarnos los índices de delincuencia del sur de España.
Pese a mantener el debido respeto a todo lo que se presenta como ciencia, uno no puede más que dudar cuando se lanza al osado ejercicio de comparar esos guarismos con la sucesión de noticias, reportajes e incluso experiencias propias que captan los sentidos de manera indiscutible. La realidad cotidiana andaluza muestra con crudeza un panorama cada vez más maltratado por mafias, bandas de narcotraficantes y organizaciones internacionales que han arraigado como la mala hierba. Prácticamente no hay mañana en la que no irrumpan en el carrusel informativo tiroteos, ajustes de cuentas, persecuciones de película, desembarcos de droga con escoltas sujetando un kalashnikov, lanchas moviéndose con impunidad incluso río arriba, contrabando de personas o un cadáver en la esquina o abandonado en una gasolinera con un balazo en la frente. En la Costa del Sol y también en el Estrecho, el litoral onubense, los puertos, el Guadalquivir, las marismas, el Guadiana o hasta el Cabo de Gata. Con preocupante proliferación y con un aumento sostenido de la violencia empleada. Este fenómeno está erosionando la imagen de Andalucía, ni que decir tiene, pero sobre todo está generando una cargante atmósfera de inseguridad y tensión que en nada casa con el mensaje oficial que Interior se empeña en sostener revestido en estadísticas. Todo esto está ocurriendo porque los responsables de la seguridad pública no están realizando bien una parte esencial de su trabajo y porque los efectivos y medios que se emplean son insuficientes. Se trata de invertir en agentes, no en matemáticos o, lo que es peor, en propagandistas.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete