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EN LÍNEA

Criminalidad, estadística y mentira

Pese al respeto por las matemáticas, uno no puede más que dudar de las endulzadas y positivas cifras de delincuencia que el Gobierno vende

Eduardo Barba

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Unos, los más, apuntan la autoría de Twain. Otros, los menos, que la expresión es de Disraeli. De una manera u otra, cada día parece tener más asiento en la actualidad. «Hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas». Las ... últimas, las derivadas del cálculo matemático y el recuento, se antojan mucho más sofisticadas, diríase que sutiles, malvadas, y a ellas se han agarrado con fruición las administraciones públicas. Entre éstas, tanto el Ministerio del Interior como la propia Delegación del Gobierno en Andalucía cuando tienen que informar de la criminalidad, algo que ejecutan con un llamativo triunfalismo. No digo yo que directamente para mentir, aunque sí con la idea de difuminar una realidad progresivamente amarga añadiéndole alguna dosis de azúcar. Desconozco si los registros numéricos que difunden cada cierto tiempo han pasado por los famosos cocinados de la escuela de Tezanos y, además, asumo el riesgo de caer en la inconcreción y dejarme llevar por intangibles frente al despotismo moderno de las cifras, pero llegados a este punto he tenido que concluir que nos engañan de alguna manera al contarnos los índices de delincuencia del sur de España.

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