EN LÍNEA

Complejo de bombero

La política de las apariencias sube peldaños: lo relevante ya no es sólo apagar los fuegos sino ver al dirigente de turno sujetando la manguera

De un tiempo a esta parte, en todos los órdenes de la vida en general y en la política en particular se ha instalado el marketing como oración de cabecera y columna que vertebra casi cualquier acción. Más que lo que se hace, importa cómo ... se cuenta lo que se hace. Y hasta lo que no se hace. Entre los dirigentes y responsables públicos, pesa la apariencia por encima de cualquier aspecto. Y el creciente paradigma está llevando ya a situaciones grotescas, cómicas, como las acusaciones mutuas de estas semanas mientras las llamas consumían una hectárea tras otra.

Este verano se ha escalado a un nivel de teatralidad superior a causa de los incendios forestales, con los que los partidos han abundado en sus propias miserias usándolos de munición contra el rival y centrando la cuestión en si los líderes estaban o no presentes en la gestión de la lucha contra el fuego o, por el contrario, disfrutaban de sus vacaciones agosteñas. No se ha tratado ya exclusivamente de vencer al fuego y las condiciones climáticas sino también de doblegar al oponente en la imposición de un relato que, por otra parte, resulta ridículo. Teniendo un mínimo de empatía con la población y con un responsable principal del área correspondiente presente en el terreno, ¿qué trascendencia puede tener que aparezca o no el presidente de turno sujetando una manguera? ¿Es que tiene que llevar en el maletín el chaleco amarillo por si acaso? Lo esencial será que se realice una buena gestión para sofocar la candela, para evitar daños y víctimas y, sobre todo, para prevenir, pero no que el cargo público en cuestión esté o no en el campo levantando cortafuegos.

El 'efecto Mazón' se ha instalado definitivamente, por si faltaban estupideces. Una más. Hoy día, lo relevante de verdad parece que debe ser si Moreno, Mañueco, Ayuso, Sánchez o el Rosario de la Aurora están pasando unos días de vacaciones con sus familias o con las botas de montaña colocadas mirando el humo con unos prismáticos y la gorra caqui. Y mientras asesores y trolls alientan a sus tropas en las redes con ese detalle vacuo, ninguna administración solventa la base del problema durante los meses previos. Ahí ha estado la oposición socialista andaluza, por ejemplo, tuiteando al unísono (con su Iphone 16 desde su lugar de descanso y evasión) la misma cantinela para preguntar dónde ha estado Moreno (por Sánchez no había preguntas) en vez de plantear un debate serio sobre el estado y el mantenimiento de los cerros que luego arden como el algodón. No, mejor no, mejor escribir en masa el mensaje calcado imitando el ínclito y soez ministro Puente y cuestionando la ubicación del presidente autonómico. Lo peor es que todos, finalmente todos, claudican y derrochan esfuerzos en plantarse donde sea para la foto o imaginación para que parezca que tienen el asunto bajo control remoto. Rendidos y retratados por el complejo de bombero.

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