Se vende carne

El programa consiste en que un tipo o una tipa deben elegir, entre seis candidaturas, la más potable para llevársela al catre. Pero la gran particularidad es que el «argumento de venta» principal de los candidatos es la carne. De hecho, lo primero que les muestran a los que deben elegir son los órganos genitales y el culo de los, las y les candidates (también hay, por supuesto, cuota transgénero).

El estreno del programa ha generado mucho revuelo entre ciertas asociaciones conservadoras, que han calificado su contenido de pornográfico. Por mi indomeñable propensión al morbo, era inevitable que sucumbiera a la tentación. Así que, después de haber visto las mejores series de la historia de la televisión en HBO, he acabado degenerando en espectador ocasional de ese programucho.

Si atendemos a la definición de la RAE, caber argüir que en Naked Atraction hay poco de pornográfico. La pornografía es definida por la Real Academia como la «representación explícita de actos sexuales que busca producir excitación». Pero me he excitado más viendo a Xuxa y sus bailarinas cuando tenía 15 años que con los conejos enjaulados de este programa.

La desnudez, pienso, está sobrevalorada. La sensación, al contemplar el desfile de todos esos cuerpos desnudos, es parecida a atravesar las tiendas de carnicería en un mercado de abastos. A veces les piden a los concursantes que palpen el cuerpo desnudo de los aspirantes. Solo les falta mirarles la dentadura, como hacen los compradores de ganado. El cotejo de las proporciones y longitudes de los distintos penes resulta doloroso: son como racimos de zanahorias desiguales, como una colección de tubérculos, que encima los concursantes agitan al llamado de la presentadora.

El show, al parecer, nació en Reino Unido. Y no me extraña, porque tiene el mismo encanto que la comida británica. No existe ni un ápice de insinuación, de juego velado, de erotismo. Todo el almuerzo está en la mesa desde el principio.

El verdadero escándalo del programa es que una cosa así escandalice, y no provoque el más mortal de los aburrimientos. Que el cuerpo desnudo sea el único argumento para propiciar el apareamiento nos acerca demasiado a nuestro origen primate. Borra de un plumazo el arte de la seducción, una de las más audaces y sofisticadas cristalizaciones en nuestra forma de relacionarnos. El sexo ha de ser una experiencia sensual, gozosa, recreativa. La carne, mejor en la carnicería.