Esto es España

Es ese sentimiento, apuntalado sobre el talento, lo que ha llevado a España a dejar en la cuneta a Alemania o a Francia. Alemania es la cuna indudable del Romanticismo europeo en su vertiente filosófica. De ahí provienen Schlegel y Novalis, y también el Sturm und Drang, que estableció como fuente de inspiración el sentimiento por encima de la razón. En la selección dirigida por Nagelsman, sin embargo, prevalecía lo racional; salvo Musiala o Gündoğan, todo resulta apolíneo, geométrico, como una pieza fílmica de Leni Riefenstahl. La zancadilla de Toni Kroos a Pedri es un acto puramente cartesiano; en cambio, el agarrón de Carvajal a Musiala que le valió la roja es pura expansión dionisíaca. España, al contrario que Francia, nunca tuvo una Revolución Francesa, y eso marca, para bien y para mal: nuestra enciclopedia se perdió en los meandros del sueño y lo telúrico. El Romanticismo español fue tardío, y se asoció en buena medida a la Restauración y la resistencia contra el bonapartismo. Nadie como Goya ha reflejado el espíritu de esa resistencia. El encuentro contra la Francia de M’Bappe pudo haber salido del pincel del genio de Fuendetodos: un aquelarre, una pintura negra, con rostros contorsionados por el esfuerzo y la rabia.

En el fútbol moderno, todo se resuelve a golpe de talonario. Es lo que, desde mañana, va a desfilar por los ojos de jugadores como Lamine Yamal, Nico Williams o Dani Olmo. Los jeques saudíes y los fondos de inversión andarán ya pergeñando ofertas millonarias para comprar tanto talento. Pero en el fútbol de la Eurocopa, no manda la ética protestante y el espíritu del capitalismo, sino el sentimiento romántico de pertenencia a la tierra, la fe en el genio y el apego al mito. La selección española que compite en Alemania es una selección con ingenio y rabia, mestiza, heterodoxa, orgullosa, sin miedo a llorar. En estos tiempos de disolución del sentimiento patrio, cuando nadie parece tener claro qué cosa es realmente España, los de Luis de la Fuente, sin pretenderlo, han dibujado con clarividencia los principios y valores sobre los que se sustenta la españolidad. Ya solo nos queda rematar la gesta romántica ganándole esta noche a la pérfida Albión.