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LA TRIBU

Ramos

La estampa de la entrada de Jesús en Jerusalén tiene tanto campo dentro, tanta sencillez rural y campesina

Antonio García Barbeito

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Por ti se llama de Ramos ese domingo que abre las puertas de la Semana Santa. Se llama de Ramos por ti, por lo que el domingo tiene de palmas y de ramas de olivo. El campo, tú, en la ciudad, representado en esos dos ... símbolos vegetales que forman parte de nuestra memoria más lejana. Todo el año se lleva el campo acarreando riquezas a las ciudades, a los pueblos, y todo el año es celebrado con el respeto y la admiración que merece la belleza natural. Los elementos que componen la estampa de la entrada de Jesús en Jerusalén tienen tanto campo dentro, tanta sencillez rural y campesina, que pocas la igualan: un borriquillo, unas ramas de palmera y unas ramas de olivo. Por ahí, campo mío, qué sagrado eres, qué bíblico, qué divino. No descansa el campo dándose. Más tarde vendrán las Cruces de Mayo y no habrá campo que, unido a los patios rurales, no acerque flores a celebración tan popular, tan sencilla. Y vendrá más tarde el Corpus, y el Dios callejero de ese día será un resumen de dos frutos del campo: espigas de trigo y racimos de uvas agraces. Ya te lo cantaron: Ya están los soles de mayo cociendo el pan en la espiga, que nadie al trigo le diga que en Dios no está su tocayo. Mientras, lactante en su tallo, sisándole sol al día, el racimo va a porfía con la madurez del trigo. Que tienen cita contigo, Señor, en la eucaristía…

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