la tribu
Plenitud
La vida va completándose poco a poco, sol a sol, en los calmos y en las alamedas
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Iniciar sesiónEN las dehesas de Dios, cumple cinco yerbas la yerba. La ganadería de la semilla levantó despacio su frente, asomó sus puntas y ahora, corniveleta, la yerba busca el capote de la luz para componer la cuasi eterna verónica del tiempo que, pastueño, pasa embebido ... en el lance prodigioso. Las manos de abril son dos puñados de percal, y el campo todo es una plenitud divina. No cabe más Dios en el campo. Ni en lo que sembró la Mano, ni en lo que sembró la mano del hombre.
Se han venido, remontando el invisible vuelo desde su cuajo, todos los olores que caben en el pomo del aire, y cruzamos por ese aire con la devoción olfativa con la que cruzamos por una inmensa especiería. Zoco abierto, el capricho de la naturaleza ha ido abriendo tiendas de colores y de olores, para que una divinidad catadora goce al paso, como si tuviera que adivinar el mundo con sólo olerlo, mirarlo, sin tocar más que allí donde los dedos, cuando lo hacen, vuelven llenos de la gracia del romero, la jara, el lentisco, las tomateras, el mastranto, la torvisca, la yerbabuena o ese largo, hondo y eterno perfume del poleo. Plenitud. En el olivo, la flor se va abriendo para que pase el fruto, y en el naranjo el azahar es ya un asombro de diminutos guisantes de naranjas. La almendra sigue, picuda, su crecimiento; las matas de papas, tan hermosas, llaman la atención desde su verdor tocado de flores. Se empina el maíz, empieza a meterse soles dentro el trigo, empiezan a formarse en la viña los racimos, las matas rastreras de la sandía y el melón van vistiendo el suelo de hojas y flores bellísimas, y cerca de donde las amapolas lo tienen todo ensangrentado, la vida va completándose poco a poco, sol a sol, en los calmos y en las alamedas. Y cantándolo todo, el celestial coro de pájaros, que recortan celestes y leen -porque lo tiene aprendido su sangre- la partitura de la primavera. El milagro de las aguas ha sido, al mismo tiempo, el de la multiplicación de las criaturas verdes del campo, y la de animales y aves. Tendrás que guardar este abril con el mimo con el que guardas un epistolario de amor, un detalle enamorado, una flor seca, la memoria de un beso, un nombre… Llámalo como tú quieras.
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